EDUCAR,
UNA TAREA LARGA Y DIFICIL
Las
familias y los centros educativos tienen mucho trabajo.
Una
cultura machista opondrá resistencia a los cambios.
El
día a día será lento pero es el camino.

Estamos en el día después, en el
anonimato de muchas personas que lucharán para que la violencia de género y las
desigualdades vayan desapareciendo de nuestra sociedad. Será un trabajo lento,
silencioso y cotidiano pero es la mejor solución para ir cambiando la
mentalidad que esta sociedad, iglesia incluida, ha introducido en nuestras
mentes y de la que difícilmente podemos prescindir aunque lo intentemos.
Sabemos que la televisión, la
prensa, los vendedores no tendrán escrúpulos en utilizar la imagen de la mujer
para alcanzar audiencia o colocar sus mercancías. Estamos rodeados de violencia
en películas, de competitividad y de múltiples
situaciones en que la fuerza y las armas están por encima de la concordia y de
la razón. No es fácil que el ser humano ceda en sus bajos instintos y solamente
una fe inquebrantable en la educación puede hacer sonreír a la esperanza.
La actitud de los padres, sus
comentarios, sus comportamientos, la dirección de la educación de los hijos es
el arma principal para soñar con los cambios. Sabemos de comentarios
inadecuados, de prostíbulos que funcionan a pleno rendimiento, de diferencias
entre hermanos de diferente sexo que se deberían de corregir. Todo será lento y
difícil pero es básico para que avancemos en la dirección correcta.
En la educación infantil y primaria
son inmensa mayoría mujeres quienes ocupan estos puestos de trabajo
fundamentales cuando se inicia la relación fuera del ambiente familiar. Las
reivindicaciones de ayer exigen el compromiso del cada día para no permitir los
ataques al más débil o que los patios de los centros sean una continuación del
trabajo en las aulas.
Los políticos y la prensa manejan
muy bien sus declaraciones y sus comportamientos pensando en los votos o en la
audiencia pero nada de esto va a cambiar de un forma profunda esta fragante
desigualdad entre hombres y mujeres. Para nada estas líneas intentan quitar
valor a las reivindicaciones de ayer, solamente añadir una reflexión para hacer
que cada vez sean menos las demandas de la mujer en la sociedad actual porque
los niños comienzan a recibir la influencia positiva de padres, madres y
educadores.
Seguimos teniendo a la Iglesia en la
cocina de la educación con sus ideas ya sabidas y su machismo manifiesto.
Mantenemos centros con separación de niños y niñas. Las televisiones privadas
son un feudo en el que campa una ideología que no siempre ayuda a solventar
problemas. No será fácil el camino…
Y siguen siendo normales las
cheerleaders en los descansos de los partidos de baloncesto, en los congresos
para la venta de artículos de lujo y en mil sitios dónde no se ayuda a cambiar
la relación de la sociedad con la mujer.
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