sábado, 9 de marzo de 2019


EDUCAR, UNA TAREA LARGA Y DIFICIL
Las familias y los centros educativos tienen mucho trabajo.
Una cultura machista opondrá resistencia a los cambios.
El día a día será lento pero es el camino.
                             Resultado de imagen de cheerleaders en un partido de baloncesto fotografias

            Estamos en el día después, en el anonimato de muchas personas que lucharán para que la violencia de género y las desigualdades vayan desapareciendo de nuestra sociedad. Será un trabajo lento, silencioso y cotidiano pero es la mejor solución para ir cambiando la mentalidad que esta sociedad, iglesia incluida, ha introducido en nuestras mentes y de la que difícilmente podemos prescindir aunque lo intentemos.
            Sabemos que la televisión, la prensa, los vendedores no tendrán escrúpulos en utilizar la imagen de la mujer para alcanzar audiencia o colocar sus mercancías. Estamos rodeados de violencia en películas,  de competitividad y de múltiples situaciones en que la fuerza y las armas están por encima de la concordia y de la razón. No es fácil que el ser humano ceda en sus bajos instintos y solamente una fe inquebrantable en la educación puede hacer sonreír a la esperanza.
            La actitud de los padres, sus comentarios, sus comportamientos, la dirección de la educación de los hijos es el arma principal para soñar con los cambios. Sabemos de comentarios inadecuados, de prostíbulos que funcionan a pleno rendimiento, de diferencias entre hermanos de diferente sexo que se deberían de corregir. Todo será lento y difícil pero es básico para que avancemos en la dirección correcta.
            En la educación infantil y primaria son inmensa mayoría mujeres quienes ocupan estos puestos de trabajo fundamentales cuando se inicia la relación fuera del ambiente familiar. Las reivindicaciones de ayer exigen el compromiso del cada día para no permitir los ataques al más débil o que los patios de los centros sean una continuación del trabajo en las aulas.
            Los políticos y la prensa manejan muy bien sus declaraciones y sus comportamientos pensando en los votos o en la audiencia pero nada de esto va a cambiar de un forma profunda esta fragante desigualdad entre hombres y mujeres. Para nada estas líneas intentan quitar valor a las reivindicaciones de ayer, solamente añadir una reflexión para hacer que cada vez sean menos las demandas de la mujer en la sociedad actual porque los niños comienzan a recibir la influencia positiva de padres, madres y educadores.
            Seguimos teniendo a la Iglesia en la cocina de la educación con sus ideas ya sabidas y su machismo manifiesto. Mantenemos centros con separación de niños y niñas. Las televisiones privadas son un feudo en el que campa una ideología que no siempre ayuda a solventar problemas. No será fácil el camino…
            Y siguen siendo normales las cheerleaders en los descansos de los partidos de baloncesto, en los congresos para la venta de artículos de lujo y en mil sitios dónde no se ayuda a cambiar la relación de la sociedad con la mujer.

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