CLUB DEPORTIVO ESCOLAR CAN ORIACH
8 LAS INSTALACIONES
Teníamos a nuestra disposición las instalaciones deportivas de todos los colegios que participaban en el Club. Las pistas de cemento de baloncesto y balonmano, los gimnasios, con muchas espalderas, pero sin una sola canasta o portería y con suelos donde era imposible votar una pelota. Era una gozada ver las pistas llenas de niños jugando, o esperando para jugar, las puertas de los centros y de los vestuarios abiertos, sin que recuerde ningún percance o lesión de importancia.
Ahora hablan de centros con las instalaciones abiertas, nosotros las teníamos a nuestra disposición antes y después de las clases y sábados y domingos. Aquellos conserjes, que vivían en el recinto escolar, tuvieron una paciencia infinita porque solamente los claustros aprobaban nuestras actividades y ellos no cobraban horas extras... Ni un lavabo muy sucio, ni un aro roto con la tentación de las redes a mano, patios limpios respetando huertos y árboles. Yo hoy no me lo creo, debemos ser muy selectivos en los recuerdos.
Pero teníamos un problema con la luz, los equipos federados entrenaban por la noche y en invierno oscurecía muy deprisa. Era más sencillo obtener la subvención de la caja de Sabadell o el cheque del Consejo Superior de Deportes que conseguir que el ayuntamiento instalase luz en algunos de los campos que utilizábamos diariamente.
Tengo dos hechos que no he olvidado.
Un maestro/a baja a 6 monitores mayores en un coche (siempre de sobrecarga) a un descampado donde alguien había visto unos postes de la luz en el suelo. Cogieron los postes de la luz, los cargaron sobre sus hombros e hicieron más de 5 kilómetros para llevarlos al Roureda e hincarlos en los hoyos que previamente habían preparado. Un amigo electricista hizo, por el patio, un alargue hasta las pistas deportivas que estaban a más de 100 metros. Tuvimos luz unos meses. Hoy ni ellos, ni yo, ni nadie se atrevería a tamaña osadía y a tan poca seguridad, pero muestra ilusión podía a la prudencia. ¡¡Eran palos de la luz!!
Floresta y el Calvet tenían el gimnasio al lado de las pistas, no necesitaron postes de la luz y se conformaron con unos focos rudimentarios colgados en el techo del gimnasio y conseguían una insuficiente iluminación de las pistas, pero con algo más de seguridad. Por supuesto la instalación era llevada a cabo por los monitores. ¡Tiempos! Cada colegio iba buscando soluciones.
Necesitábamos un pabellón sencillito, no como los de ahora, para entrenar y jugar cuando llovía (Recuerdo el sábado que vino a jugar, como un detalle, el equipo junior de baloncesto del Barcelona y comenzó a llover. Tuvimos que ir a jugar a un pabellón de Barberá). Pegas con el terreno, pegas con el ayuntamiento, manos tendidas para recibir comisiones en las subvenciones, toda una lucha perdida para un Club que movía más de 800 escolares y llegó a tener 8 equipos federados (4 masculinos y cuatro femeninos) que en Catalunya solamente los tenía el Joventut de Badalona.
Quizá la soberbia de no aceptar mordidas y comisiones ilegales afectó al futuro del Club, pero los que nos rodeaban tenían el terreno y el dinero y no cedimos. A mí aún me queda la duda de si debimos olvidar un rato nuestros principios y hacer que una necesidad se hiciera realidad.
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