EL AMOR ES LA ÚNICA ARMA
CAPAZ DE DETENER EN TIEMPO
El tiempo es limitado pero podemos alargarlo si
cuidamos a quienes amamos.

Está
mañana paseando pensaba en el tiempo, no en el sol que acariciaba mi rostro,
sino en el otro tiempo, el que se empeña en marcar el reloj y el calendario
sabiendo que mienten porque no puede medirse el sentimiento de una persona ante
las cosas que suceden a su alrededor.
He
visto un grupo de mayores, como yo, dejando que el sol marcará la hora de
volver a casa. Caminaban con lentitud, la prisa había consumido sus energías en
años pasados y parecían aspirar a volver al día siguiente al banco donde se
encuentran con otros seres solitarios como ellos. Quizá las vidas que
disfrutaron han llenado de recuerdos su baúl y acostumbran a visitarlo para seguir
soñando sus vidas pasadas.
Al
salir del instituto me he fijado en una pareja de adolescentes. Deberían tener
en torno a los quince años y juntaban sus labios con la dulzura de no haber
gastado los besos que les fueron otorgados. Sus manos se rozaban y sus ojos sabían
que el tiempo se había detenido en la mirada del otro. El sabor de la eternidad
se repetirá mañana y quizá el tiempo se haga misteriosamente lento y tedioso si
la llama de los ojos se apaga y tenemos la incertidumbre de encontrar otra
persona que nos quiera.
Las
mayoría de las personas tenían prisa, el reloj decidía su tiempo. Algunos
pensaban en la siguiente actividad, otros, con calma, se imponían la obligación
de sentir el tiempo. Investigaban como detener el reloj y volver a sentir las
miradas y las manos enlazadas de aquellos dos adolescentes. Cuando tocaron la
eternidad desearon quedarse a vivir en ella, soñaron que aquellos instantes valían
tanto como un año entero y que coleccionar momentos llenaba un gran baúl de
recuerdos que les hará ver que vale la pena la existencia cuando, ya mayores,
acudan a verlos.
El
tiempo es un tesoro limitado que cobra sentido cuando amamos. No olvidemos
cargar nuestra vida de cariño para disfrutar de momentos en que el tiempo se
detiene y deja vislumbrar la eternidad.
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