martes, 26 de noviembre de 2013

EDUCAR EN LA IGUALDAD EN CASA
Los comentarios o diferencias innecesarias no ayudan a acelerar los importantes logros alcanzados. Coser, planchar, cocinar no es solo de mujeres. Ligar, salir de noche, jugar en el ordenador o con el balón no es solamente de hombres.
En 1933 dejaron votar por primera vez a la mujer en España, esto históricamente fue ayer. Desde entonces las cosas han cambiado deprisa pero no lo suficiente.

                                    
                                         

            Mi intención de ayer era explicar porque escribía pero no se me había pasado por la cabeza dejar de escribir. De momento me siento bien escribiendo y si me canso iré espaciando las entradas. Nos ha tocado vivir un momento de la historia muy importante, por primera vez se pone en cuestión la constitución de una forma bastante generalizada, se critica la transición como una rendición burda ante el franquismo, pierde adeptos la monarquía por su inutilidad y se necesita una recomposición de la idea de España. Faltan políticos para intentar salir del charco en que nos hemos metido y sobra el poder financiero para imponer sus deseos de negocio.
            Hace unos días, el 19, recordábamos que en 1933 se permitió votar por primera vez a las mujeres en España. Fue un momento de gloria que después fue apagado por la dictadura volviendo a vender el papel de la mujer sumisa y en casa con el mandil y la sartén. Los últimos años hemos asistido a un cambio muy importante que debemos valorar aunque tengamos que sufrir las lagunas que todos tenemos en nuestro interior.
            Tanto los hombres como las mujeres necesitaremos un tiempo para acabar de desterrar esta infantil represión sobre la mujer. Debemos ser conscientes de que no será fácil para ninguna de las dos partes. La educación, que básicamente en la familia descansaba en la mujer, ha trasmitido religiosamente la ideología machista a los hijos y aún hoy en muchos hogares se vive en la diferencia para educar a los hijos y a las hijas.
            Creo que la situación de la mujer en la familia ha mejorado muchísimo pero que todavía existe un maltrato silencioso que soportan muchas mujeres en este país. Creo que las noticias de la prensa solamente son una parte pequeña del problema, cuando la mujer se separa o se rebela contra el abuso del marido y decide marcharse o echarle de casa. La separación para las personas que piensan que su pareja es de su propiedad es una situación conflictiva que muchas veces acaba en tragedia.
            El culpable es quién agrede o amenaza a la mujer, no aquella persona que defiende su dignidad. La crisis no nos ayudará mucho a avanzar porque el paro femenino las hará más dependientes. Debemos todos, sobre todo los hombres, ayudar a que la educación tenga como fundamento primero el respeto a las personas y el reconocimiento de la igualdad.
            Hoy la fuerza de los hombres no tiene porque imponerse a las mujeres, existen mecanismos de defensa que pueden ser utilizados cuando está en riesgo la propia vida. Estos días leo Pereza, una larga historia de maltrato y venganza, y la chica cuando se siente amenazada compra una pistola para sentirse segura y disuadir la posible agresión del marido. Será difícil desterrar la violencia de la sociedad pero no necesariamente siempre tienen que ser las víctimas del mismo bando.
            En los centros educativos no se puede llegar donde pueden llegar los padres. Llevamos miles de años conviviendo en una sociedad muy machista, tenemos que poner las bases en el día a día de nuestras casas: juegos, horarios, aficiones, comentarios… El camino no será corto pero ya ha pasado lo peor. No estaría mal detener por terrorismo a esos arzobispos que hablan de sumisión de la mujer o quieren imponerle las decisiones sobre su cuerpo que a ellas les pertenecen. ¿Alguien ha pensado en retirar subvenciones a instituciones que marginan a la mujer? ¿Alguien sigue pensando que la mujer no puede ser sacerdotisa, minera o conductora de autobús?

            

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