LOS SINDICATOS SE PARECEN A
LOS POLÍTICOS
Esta es una de las peores cosas que se pueden decir de
ellos. Sus gestos no ayudan a generar confianza en los trabajadores.
Deben ser consecuentes, si piden dimisiones a la derecha por
sus grandes robos deben aplicarse el cuento cuando les pillan en sus pequeñas
trampas…
La derecha no es su amiga, no deben extrañarse de que les
ataquen.
Creo
que la mayoría de las personas pensamos que la organización de los trabajadores
es necesaria para enfrentarse al poder del empresario y del capital, se han
alcanzado unos niveles de respeto a los derechos de las asalariados que se
deben preservar ante los ataques que vienen. Una persona en solitario en el
actual mercado de trabajo estaría condenada a aceptar unas condiciones
semiesclavistas si no existe quién vele por el cumplimiento de las leyes.
Partiendo
de este supuesto, la necesidad de organizaciones que defiendan a los
trabajadores, podemos comenzar a analizar la función actual de muchos de los
sindicatos que se decían de clase o de izquierdas. UGT, CC.OO., USO… han
construido una superestructura carísima que ha deteriorado su imagen. Vemos
cantidad de personas liberadas, políticos por todas partes, poltronas
intocables, sueldos de consideración esperando el sobre sueldo de un cursillo o
las dietas de un congreso, vemos personas que no se parecen a los parados a los
que dicen defender.
Cuando
llega un momento de crisis debe aparecer esa vocación de ayudar a la sociedad,
a mí me hubiera gustado que los liberados sindicales de educación volvieran a
los Centros voluntariamente para evitar los recortes de personal, un gesto para
que nos creamos que lo que les importa es el buen funcionamiento de los
servicios esenciales de la sociedad del bienestar. No entro ya a hablar de cómo
defienden a los colectivos de afiliados ignorando, en muchos casos, los
derechos de otros trabajadores, menores en número o no afiliados.
Con
esta superestructura costosa, y poco cercana a los currantes, se limitan a buscar
actos en que recaben la representatividad de los colectivos para seguir
teniendo capacidad de negociar y poder para defender sus prebendas, léase
subvenciones y cursillos. ¿Por qué los sindicatos tienen que organizar
cursillos de formación si existe una formación profesional y un departamento de
educación que son especialistas en esta tarea? Estos días estamos viendo que
existe un pastel, pequeñito comparado con los de los grandes partidos, que han
ido degustando en forma de congresos, comidas, bolígrafos o bolsos… Los
sindicatos no pueden hacer este regalo a la derecha y, cuando les pillan, hacer
lo mismo que ellos: frases y dilatar el problema para evitar asumir
responsabilidades hasta enero…
No
se puede pedir la dimisión de Rajoy y que Cándido Méndez se retire como una
tortuga a la espera de que pase la tormenta. No se puede pedir que los recortes
comiencen por arriba y ellos sujeten sus minisobresueldos de miseria en sus
poltronillas. La izquierda no puede jugar a denunciar ser perseguida con mala
uva por la derecha, sabe que los ricos no son sus amigos (¿lo saben?) y si
ellos tapan el caso Bárcenas no es justificación para que ellos silencien sus
fallos.
Se
han vivido buenos tiempos en los que algunos vividores se han servido de los
sindicatos para su lucro, es hora de adelgazar esa impresentable burocracia que
han montado y bajar a luchar por los salarios dignos, por los despidos sin
efectos retroactivos, por los derechos de las personas que trabajan. Los de
Paco, el de Roma, publicarán textos hermosos pero tardarán mucho tiempo en
verse a los obispos en las manifestaciones contra los recortes sociales. Llevan
años alejándose con discursos vacíos y con movilizaciones simbólicas, si es por
falta de fuerza quizá deberían preocuparse de lo que han hecho mal para que los
trabajadores no confíen en ellos si no están muy apurados…
Me
duele escribir estos días, tengo miedo de que la derecha me haya comido el coco
y me este convirtiendo en un filofascista de mierda. Espero no llegar nunca allí
y si me acerco procuraré reconducirme…
Nota: no todos los sindicalistas
son iguales, algunos se mojan junto a su gente y no tienen miedo a ser
condenados… Plas plas plas
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