sábado, 14 de diciembre de 2013

QUIEREN QUE NADIE PROTESTE
Intentan atemorizar a la sociedad para que se quede en el sofá viendo la televisión.
A los mayores nos están asustando, los jóvenes creo que aún no se han dado cuenta de lo que es ir perdiendo una a una las libertades…
Primero el paro, luego el desahucio, mañana el botellón, dentro de un mes un porro pueden ser el inicio de una vida al margen de la ley…                       
                                  
                                   Se buscan...

            Buenas noches. Desde hace unos meses tengo la sensación de que quieren que sea un ciudadano tranquilo, recluido en sus cuatro comodidades básicas, contento de haber nacido en este lado y agradecido al gran dios de la derecha porque preservará mi integridad y mis privilegios. Si quiero seguir viviendo tranquilo debo dejar de preocuparme por los que viven en el otro lado o por lo que hacen los políticos para cuidar mi bienestar.
            Eso de manifestarse contra lo que no me gusta está muy mal, molesta a quienes viven o circulan por aquellas calles y los comercios tienen que cerrar su negocio porque pasan unos vándalos que destruirán cuanto encuentren a su paso. Así que manifestaciones las justas para dar apariencia de demócratas pero nada de tomarse las cosas en serio. Si te pega un policía ni se te ocurra defenderte o hablarle alto, si te pega te lo mereces por estar en el lugar inadecuado, si animado por las cargas policiales te indignas y gritas con el grupo “asesinos” puedes caer en el fondo del calabozo con una multa que no pagas con un año de trabajo.
            Ahora dicen que los vigilantes también podrán detenerte, entregarte a la policía y colocarte una multa. ¡A ver quién les tose! Y siempre su palabra contra la tuya sabiendo que la tuya vale  menos y eres sospechoso antes de abrir la boca. Cuando te claven una multa, que no puedes pagar, nadie explica que te pasará.
-         Me declaro insolvente y que me busquen.
Me gustaría ver la letra pequeña para saber que harán con esos miles de ciudadanos multados e insolventes que tienen ahorros, sueldos, pisos, coches, motos… Si eres un ciudadano que nació en el lado bueno estarás pensando en quedarte en casa porque no está nada claro cuanto te costará salir a decir lo que piensas sobre los desahucios, los despidos, los contratos basura o la corrupción.
Si soy un padre con un joven de 17 años, que de vez en cuando hace botellón o sospecho que fuma algún porro, ya estoy fundido. A la preocupación por los accidentes de coche, a la inquietud por la hora de llegada, tendré que sumar la desazón de si le clavarán una multa de la que me harán responsable por ser un progenitor poco eficaz en educar correctamente a su vástago. Si por un casual alguna adolescente se queda embarazada y decide abortar como padre ya puedo comenzar a temblar porque estoy a punto de ser cómplice de asesinato preparado con nocturnidad, alevosía y billetes al extranjero, si decido ayudarla.
            Si unos vecinos que son buena gente, en un barrio humilde, no pueden pagar su alquiler y estén a punto de ser puestos en la calle, con sus hijos pequeños, mejor cerrar las ventanas para no oír sus gritos. Son gente que no cumple lo que firma, tiene hijos sin pensar como mantenerlos y se piensan que pueden ocupar la propiedad de una persona responsable. ¡Y si es un banco no te pongas en medio que pueden acusarte de intentar acabar con el sistema capitalista y con los fundamentos de la sociedad del bienestar! ¡Dónde vamos a parar si no respetamos la propiedad privada!
Lo políticos están mucho más blindados que la policía. Sus lugares de reunión, aquello que llaman parlamento, es un lugar sagrado reservado a las personas elegidas por un dios sabedor de lo que hace. Ungidos del don de la intocabilidad  y también protegidos contra gritos, pancartas y miradas de protesta… ¡Cómo a vulgares ciudadanos se les puede ocurrir que sus mentiras son humanas y criticables! Por encima del bien y del mal navega una turba de intocables con derecho a pernada y patente de corso para disfrutar de sueldos suculentos, pensiones deliciosas, dietas que yo querría como sueldo y retiros remunerados por los agraciados con su poder decisorio.

Sentado en el sofá sonrío de lo inteligente que soy quedándome en cada viendo el partido de fútbol. Si alguien tiene problemas que proteste que yo no quiero perder nada de lo que tengo. Las calles vacías, la luna triste, los policías y los políticos en su olimpo, los bancos felices… ellos sabían que estaban arreglando el país, ya nadie protesta.

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