jueves, 12 de diciembre de 2013

NO ME GUSTA COMO CAZA LA PERRINA
No me fío para nada de CiU (copia barata del PP) ni de la Esquerra Republicana surgida de la crisis.
No espero que Pinocho y el PSOE tengan tranquilidad para el problema que se plantea, les falta credibilidad.
En tiempo de crisis es fácil jugar con la mala leche del personal.
                       
              
            Hoy es uno de aquellos días en que no tengo que pensar sobre que escribo porque la actualidad de Catalunya manda sobre cualquier otro tema. Todos los que me leen saben que hay pocas personas con más ganas que yo de que desaparezca el gobierno de Pinocho y acólitos y no por sus mentiras sino por lo que significan de continuadores del fascismo que soportamos todos los españoles, no solamente los catalanes independentistas, que también.
            Explicado que no tengo nada que ver con la España profunda, a la que atacan los independentistas, voy a intentar aclarar mi punto de vista que, dicho sea de paso, cada día es menos claro por las ingerencias de personajillos que calientan el ambiente de forma descarada en busca de votos fáciles. Hace unos días pensaba que solamente habría una pregunta y una fecha que decidiría, de forma solitaria, Esquerra Republicana de Catalunya. Hoy todos sabéis que estaba equivocado, hay preguntas consensuadas por unos cuantos partidos que obligarán a posicionarse a todas las instituciones y crearán un clima de violencia contenida que no le deseo al peor de mis enemigos.
            Yo con CiU (pobre copia catalana del PP), que ha conducido a la bancarrota a este país, que es responsable de la carencia de infraestructuras por la ineficacia de la gestión de los gobiernos con poder de Pujol y que está llevando a cabo unos recortes sociales inaceptables, ni agua ni vino. Me caen mal, muy mal. Su 3 %, sus ITVs, sus inconsecuencias, su defensa de los poderosos, su olvido de la enseñanza pública… me producen urticaria. No puedo pensar que el país vaya mejor con el dandi que con Pinocho.
            Esquerra de Catalunya no me da más confianza. Creo que no sabe que es la mano izquierda y la derecha. Le da lo mismo un roto que un descosido. Parece no afectarle que las políticas de CiU se perpetúen un año más (son personas jodidas por el paro, la pobreza…, no son ideas) con tal de conseguir recuperar los votos que ya olvidó cuando los tuvo. En las elecciones de 2010 sacó menos del 7 % de los votos y ya estábamos en época de vacas flacas, en 2012, con Oriol al frente, consiguieron el 14 % de las papeletas y era la opción independentista. ¿De dónde ha surgido esa mayoría inapelable de independentistas a los que no se les ha explicado que quieren hacer después y solamente les cuentan como nos roba España? No olvidemos que un partido minoritario, como el PSC, tiene 92.000 afiliados y Esquerra no llega a 10.000.
            En tiempo de crisis no cambiar. Esta idea de un Ignacio, jesuita para más señas del valle de Loyola, es algo que me ha regalado para mi vida personal y que acostumbro a utilizar cuando las cosas se tuercen. España entre el paro, la pobreza, Merkel, Pinocho, Más, despidos baratos, contratos basura y jubilados en espera del garrotazo, está en la mayor crisis que yo he conocido y es una crisis que afecta al sistema capitalista, no solamente a nuestro país. Aunque nos importe tres pepinos, hay mucha miseria en España, aunque aparezcan impresentables que nos hagan odiarla, y no es el mejor momento para ser insolidarios. Igual que la Europa rica cuida, por interés propio, de sus mercados del sur, con sus ayudas, así ha hecho Catalunya durante años con las autonomías más pobres. Todo estaba pactado hasta que llegó la crisis y con ella el momento para algunos de medrar de forma fácil sacando los peores instintos de muchos habitantes de este país. Es tiempo de calma y los buscadores de gangas se empeñan en engañar a los ciudadanos.
            Iniciativa per Catalunya debería practicar la esencia del engaño. Creo que no tiene sentido que tomen decisiones de este calado sin dejar decidir a su electorado antes de tomar una postura impuesta claramente por los independentistas y la necesidad de CiU de aprobar unos presupuestos impresentables. Se embarcan alegremente en una película que da votos sin aclarar las consecuencias de dos sis a las preguntas planteadas.
            Creo que existen personas que sienten la necesidad de una Catalunya independiente y me merecen el máximo respeto. Creo que el gobierno del PP nos ha dado motivos sobrados para odiar al gobierno del Estado por sus continuas fechorías y que los políticos no están ayudando en nada a mantener la calma en la crisis e intentan ocultar los fracasos de las medidas económicas y de los recortes con cantos de cisne que nos llevan a enfrentamientos llenos de aire y postergan buscar soluciones a la vida real.
            La gente está muy jodida en el otro lado. Creo que en algún momento se planteará con serenidad el tema de la independencia pero que no se tape bajo el manto del derecho a decidir en tiempos de crisis y sin información. Esperemos que comiencen a transitar algunos por este camino y no se mantenga día si, día también, el enfrentamiento.
            Quizá me estoy haciendo mayor. Quizá me estoy volviendo conservador. Me parece que es un proceso que necesita calma para madurar, no aprovechar el cabreo que provoca la crisis y Pinocho para excitar los más bajos instintos del personal. Eso ya lo dominan Le Pen y compañía y nosotros no tenemos nada que ver con ellos.
            Pero sigo preguntándome: ¿Cómo tenemos una mayoría absoluta de independentistas confesos si hace nada eran menos del 10 %?
           

            

1 comentario:

  1. No sé de donde sacas ese menos del 10% la gente a favor de la independencia en Cataluña siempre ha sido un grupo importante, creo que entre el 30% y 40% en el cual yo no me encuentro. No caigas en el error de minusvalorar algo que siempre ha sido un tema importante, por mucho que ahora "muchos se hayan subido al carro". Pero aqui el enfado y la indignación no viene de querer o no independencia, sino de la represión del derecho a manifestarse, de poder ejercer el derecho democrático, pocos quedan los que de verdad reconocen el verdadero significado de la palabra democracia. Los que defienden la independencia lo hacen con argumentos partidistas y falacias y los que van en contra de la independencia no utilizan mejores argumentos, por lo que no hay argumentos sólidos, solamente emociones viscerales.

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