miércoles, 2 de febrero de 2022

             CLUB DEPORTIVO ESCOLAR CAN ORIACH 

        2 MAESTRO EN CAN ORIACH 

Mis visitas esporádicas, porque estudiaba en Madrid y trabajaba durante todo el verano, fueron soportando el panorama desolador de las calles sin asfaltar, llenas de barro en navidad, y de los olores de los desagües que ambientaban las calles lejos de la Avenida Matadepera en verano.                                                                        


Una serie de circunstancias me llevaron a trabajar de maestro en el colegio Miguel Carreras, aquel primer centro público del barrio, con un sueldo que apenas daba para subsistir y que te hacia depender de las famosas permanencias y de las clases particulares para llegar a fin de mes. Estas clases particulares fueron mi preparación para las oposiciones que sorprendentemente marcaron mi relación con el magisterio y con Can Oriach al aprobar los exámenes sin esperarlo. El guía de Ibiza no volvió a enseñar la isla, aunque tenía trabajo para el verano, porque debía doctorarse en los Principios Fundamentales de la dictadura franquista. 

Al aprobar me trasladé al Rudera, actualmente La Roureda, para convertirme en maestro y residente en 1974. Allí fui conociendo el barrio pues vivía en la calle La Molina con vistas a Monserrat. Pasé por interino, propietario provisional y me convertí en definitivo, en setiembre de 1977. Para entonces estaba integrado en el centro donde la mayoría de maestros venían de Castilla, Andalucía, Valencia o Extremadura por citar algunos lugares de España pues el sueldo no era muy atractivo y se necesitaba personal para cubrir las necesidades educativas. 

Aún se seguía luchando por el asfaltado de las calles, el alumbrado público, fuentes públicas más cercanas y por los espacios “verdes” amenazados por la construcción ante la demanda de pisos de los más de 25.000 habitantes del barrio que crecía sin freno ya en el año 1975. La iglesia de Can Oriach, no las otras, y la asociación de vecinos seguían siendo los protagonistas de la defensa del barrio y de las condiciones laborales de los trabajadores. 

La mayoría de los maestros del Rudera estaban lejos de sus familias y eso propiciaba una mayor relación entre ellos. Al calor de unos cubatas surgió la idea de crear un equipo de fútbol para federarse y jugar cada domingo por media Catalunya lo que se llevó a cabo en la temporada 1977/78 y duraría hasta la temporada 1979/80. Cuento esto porque de aquí surgirá la creación del Club Deportivo Escolar Can Oriach, sin aquellos maestros que trabajaban todos en las escuelas del barrio no hubiera sido posible su nacimiento. 

El UDEMSA, mal llamado Unión Deportiva de Maestros de Sabadell porque nos sentíamos de Can Oriach y futboleros por los cuatro costados, estuvo federado tres temporadas hasta que la marcha de los maestros para sus tierras de origen acabó con su existencia. Vilanova del Camí, Collbató, La Mina, Ripollet y cien lugares más combinaron los domingos con el campo de la Planada y los vestuarios del colegio La Floresta. Recuerdo que algunos días teníamos que despertar a alguna persona para conseguir los 11 jugadores de rigor. 

De aquí surgirá el núcleo que creará el club motivo de estas páginas, profesores de La Roureda, La Floresta, Calvet Estrella, Gaudí, Miguel Carreras y Juan Ramón Jiménez formaron parte de dicha experiencia novedosa al mismo tiempo que jugaban al fútbol.  

La otra idea que le hará posible es el deseo de acabar con los restos de la dictadura y de la Falange que aun dirigían el deporte de Sabadell. Siempre quisimos un deporte menos competitivo y que llegara a todos los alumnos y eso nos llevó a separar el barrio de las ideas que primaban en Sabadell en aquellos años de la transición. 

 

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