sábado, 5 de febrero de 2022

 CLUB DEPORTIVO ESCOLAR CAN ORIACH 

     5 TODO SON SORPRESAS AGRADABLES 

 

El curso 1979/80 comenzamos a creer en los milagros porque una tras otra se sucedían las sorpresas agradables, aunque no por parte del ayuntamiento que acababa de ser elegido. Tantas esperanzas en que llegara y al club que estábamos formando no le llegaron sus detalles. Como anécdota en una de las reuniones con el concejal de deportes, para pedir ayuda para organizar uno cross en el bosque de Can Deu,  se paró en las escaleras y nos dijo que no podía hacer nada porque no disponían de motos y era muy caro el combustible y poco adecuado para el bosque y para los niños. Parece que tardó meses en enterarse de que el cros no necesitaba motos. 

Como decía fue el año de la consolidación de nuestra organización. Crecieron los colegios participantes: Montllor, Gaudí, Miguel Hernández (Kennedy), Miguel Carreras, Jonqueres, Sant Julià, Juan Ramón Jiménez, Isabel la Católica y Can Planas se unieron al proyecto y Roureda Floresta y Calvet Estrella crecieron en equipos participantes. 12 centros, con diferente número de equipos e implicación, comenzaron a participar en la movida atrayendo con su idea a maestros de otros colegios del barrio.  

Eran colegios donde trabajaban maestros que compartían las ideas y sueños de quienes comenzamos esta experiencia. Coches con el equipo de baloncesto entero ocupando su pequeño espacio subían los sábados a jugar con nosotros, entrenaban entresemana, pagaban la gasolina los profes y de vez en cuando invitaban a sus jugadores a un refresco. ¡Era otro mundo donde se ponían pocas multas! 

Nuestros 42 equipos de baloncesto, 41 conjuntos de balonmano y 16 de voleibol sumaban 99 equipos, con 74 en competición organizada, que con los cross acabaron llamando la atención de algunas instituciones. 

La Caja de Ahorros de Sabadell nos concedió un premio en su programa de Actuació Sòcio Cultural. Eran ocho premios que fueron a Palau, Santa Coloma, Polinyà, Sabadell y Santa Perpètua y a ¡Can oriach!. Comenzaba a valorarse el trabajo que se realizaba. Ver las calles y colegios de Can Oriach con grupos de niños que se desplazaban a jugar parece que nos hacía visibles. 80.000 pesetas eran una ráfaga de aire fresco que despertaba a cualquiera. 

  El contacto que teníamos con el Consejo Superior de Deportes nos sorprendió un sábado con una llamada para recibir un cheque de 200.000 pesetas para ayudar al mantenimiento del club. Dos maestras recibieron en Barcelona, cerca de la casa de Jorda, en la calle, el bonito cheque sin una firma de haberlo recibido y pendiente de justificar con un folio donde se especificaba en qué se había gastado sin comprobantes de ninguna clase. Los colegios si lo notaron en material deportivo, los monitores adolescentes en algún detalle y los equipos federados en los autocares que acompañaban los desplazamientos cuando iban al mismo lugar 2 o 3 equipos. 

Algo parecido a la euforia hacía que las horas dedicadas al Club fueran más satisfactorias. 

Dinero suficiente para comprar un piso en Can Deu (276.000 pesetas), una pasta.

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