domingo, 20 de febrero de 2022

 

        CLUB DEPORTIVO ESCOLAR CAN ORIACH

                                        20 TRES MIL VISITAS

    Al ver las visitas de estos días me he dado cuenta de que aquellos grupos de niños que circulaban por las calles de Can Oriach eran de verdad y que no es un recuerdo solo mio, que aquellos patios llenos de escolares los sábados eran reales y que los viajes en autobús por toda Catalunya no habían sido una historia inventada. Siempre he pensado que entre todos construimos un imposible que solamente quienes lo vivimos de cerca podemos percibir la magnitud del sueño.

    Muchos de aquellos maestros marcharon al comenzar los ochenta y alguno más aguantó hasta mediados de la década, los monitores se habían hecho unos jóvenes en edad de trabajar o ir a la universidad (poquitos) y con sus veinte años en aquellos tiempos era hora de pensar en bodas, en independizarse, en disfrutar del deporte como una actividad placentera (que alguno llevó hasta los 40 años) y dedicar menos tiempo a hacer interminables horas de entreno y de fines de semana con los alumnos.

    El traspaso de poderes no iba a ser fácil, intentamos involucrar a nuevos maestros que seguían llegando de Castilla, Asturias, Valencia o Extremadura porque era la forma de disponer de las instalaciones de los colegios para que permaneciera la labor comenzada pero tuvimos que aceptar que los sueños son más atractivos cuando los ves nacer y los ayudas a crecer.

    Aquel monitor un poquito más mayor, José Ramón, intentó luchar por la permanencia de la idea con que fue fundado el Club pero los enemigos eran muy potentes y cuando apareció en una rendija la palabra “debilidad” fueron a saco para que un tupido velo cubriese la realidad y se escondiera en el recuerdo de las personas. Hasta quitaron la asignación de los monitores que mantenía el ayuntamiento, y cuyo “sueldo” ingresaban en el Club, para acelerar la desaparición de cualquier vestigio.

    Aquel 1985 creo que fue el año en que insultamos a más personas por no ayudarnos pero, jóvenes como éramos, no aprendimos a agachar la cabeza y a untar las manos de comisionistas de subvenciones. Seguí entrenando a equipos de balonmano y de baloncesto lejos pero nunca tuve las mismas satisfacciones.

    El entonces presidente, Jose Ramón Descalzo Abad, hizo una gran labor durante los 8 años de vida del club y luchó hasta el final para mantenerlo con vida rodeado de Pernia, Mariano y de algunos veteranos monitores. Demasiados enemigos y cada vez menos colaboradores, era una pelea desigual que anunciaba la derrota.




1 comentario:

  1. Siga así Don Elias, que recuerdos más bonitos ⛹️‍♂️⛹️‍♀️🏀💪👍👨‍🎓

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