AHORA
TENEMOS LOS MUERTOS CERCA
Al
dolor por la muerte de seres humanos se une la
cercanía del atentado.
Parecía
que estos atropellos eran problema de Londres, París o Bruselas hasta que han
matado a 13 personas en la Rambla de Catalunya de Barcelona.
Podía
haber sido yo o tú que esta mañana decidimos ir a la playa, comer por la
Barceloneta y pasear un rato por la rambla de las flores.
Sabemos lo fácil que es alquilar una
furgoneta y acelerar contra un grupo de personas. Ya lo hemos visto tantas
veces que hemos concluido que no se puede evitar y que la vida de algunas
personas se acabó de repente sin estar esperando noticias de la desgracia.
Hombres y mujeres que disfrutaban de las terrazas del paseo, de las estatuas
vivientes o de las flores, paseando hacia la Plaza de Catalunya. Escucho las
sirenas y es espeluznante pensar que sienten las personas que están cerca y que
no saben si en la esquina aparecerán personas dispuestas a morir matando.
Hasta ahora en el blog hemos
criticado la forma en que se armó a estos grupos que sustentan el terrorismo
pero eso queda lejos. Ya no necesitan armas, pueden elegir el lugar del mundo
donde más daño hacen; Barcelona una ciudad a tope de turismo y ha sido atacada
provocando un pánico del que no podemos medir las consecuencias. Ya tienen la
primera página de todos los medios de comunicación, están vivos y demuestran
que pueden matar cuando lo desean, tienen sujetos dispuestos a inmolarse para acabar
con los infieles y sacar pasaporte directo para el paraíso.
Personas dispuestas a morir matando,
algo que nos resulta difícil de entender a quienes amamos la vida y creemos que
es lo único que tenemos para disfrutar. La religión, un compañero difícil de
perdonar en algunas fases de su historia, es el eje conductor de sus creencias
y la fe, sin razonamientos, la compañera de estos asesinos que creen servir a
dios quitando la vida a personas que no conocen.
Yo lo único que voy a sacar hoy en
claro es que voy a mirar muchas más noches a la luna, que voy a querer a mi
gente y se lo voy a decir por si algún día no me da tiempo a hacerlo porque
algo o alguien acabó con el tiempo que me habían concedido. Hablábamos el otro
día de lo hermoso que estaba el campo en primavera, hoy podemos decir a las
personas que llenan las playas que no olviden pasear junto al mar para
contemplar el atardecer y disfrutar del tiempo que nos regalan las vacaciones.
Ver pasar el tiempo con calma, no
correr haciendo muchas cosas porque entonces acabamos reproduciendo la vida del
trabajo.
Duele ver como las personas mueren
cerca, quizá nos ayude a sentir dolor por quienes mueren lejos.
Muy bueno, Elías, y muy distinto de lo que los santones periodísticos y analistas muy listos pueden escribir. Se ve que te sale de un corazón pleno y positivo. Un abrazo.
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