martes, 15 de agosto de 2017

LA MASACRE DE BADAJOZ
Un tal Yagüe, asesino confeso por orden de Mola y de Franco, fue su autor.
Más de 3.000 personas ejecutadas a sangre fría y sin juicio, ni siquiera simulacro de juicio, en la plaza de toros de Badajoz.
Personajes como éste tienen calles dedicadas en España y asociaciones subvencionadas por el PP apoyan y ensalzan sus andanzas.

                  Resultado de imagen de fotografias de fusilamientos en la guerra civil Badajoz
  
            1936 había sido un año de ilusiones para los jornaleros extremeños, habían conseguido repartir más de 3000 fincas entre los sin tierra y permanecer en ellas con el consiguiente cabreo histérico de los latifundistas. El ejército no se levantó por este hecho sino porque temía que el gobierno de izquierdas, el Frente Popular, que había ganado las elecciones de febrero de ese año, volviera a intentar repartir un poquito la riqueza y organizar una sociedad laica
            No hubo más atentados que en décadas pasadas, no había ningún motivo para que se levantarán en África los legionarios y acabasen con el gobierno elegido democráticamente. Fueron unos golpistas impresentables que se llevaron por delante a casi un millón de personas y ajusticiaron a cientos de miles sencillamente por defender la legalidad vigente. Los asesinos fueron premiados durante cuarenta años por el promotor de la masacre, las víctimas siguen sin tener un hueco en la memoria y muchos continúan olvidados en las cunetas.
            Leer cómo subían arrasando los pueblos las tropas de Yagüe dan ganas de llorar, ver la lista de los “ajusticiados” pone los pelos de punta, imaginar una plaza de toros repleta de presos y un ejército disparando fríamente contra ellos da asco y ganas de venganza. No fue solamente el carnicero de Badajoz el culpable, detrás Franco se atrevía a decir que si había que matar a la media España comunista, masona y pobre que se hiciera pues que así se salvarían las esencias de occidente y nos quedaríamos en una patria grande y libre, reserva espiritual de los valores de la iglesia católica. El general Mola era otro de los que en sus circulares, pues era el jefe del golpe de estado, mandaba matar sin piedad y dejar la espalda sin enemigos.
            La iglesia que vio peligrar sus sueldos y su dominio de la enseñanza decía misas, inventaba jaculatorias y promovía novenas para que triunfara la Cruzada, que digo la masacre  y el golpe de estado. Eligieron un bando, el de los malos, y por eso tuvieron algunas bajas que se cobraron con tiros de gracia y denuncias falsas de capellanes dispuestos a no volver a ver peligrar sus púlpitos. Y los saltos todos parecieron estar en el mismo bando, el de los malos.
            La historia nos la han contado intentando igualar los asesinatos de uno y otro bando pero algunos nos vamos enterando de quienes provocaron la masacre para defender a los hacendados (unos pocos condes, duques y marqueses tenían la mitad de las tierras de España) y seguir oprimiendo al pueblo en aquel valle de lágrimas que predicaban los curas para que los pobres callaran. Hay culpables y aquel 15 de agosto apuntaban sin piedad al pueblo indefenso encerrado en la plaza de toros de Badajoz.

¿Cómo podemos olvidar? ¿Cómo se atreven algunas organizaciones a seguir intentando blanquear la imagen de los asesinos o guardando silencio culpable?

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