domingo, 4 de febrero de 2018

LOS SECRETOS DEL MAR
            Todos sabemos que aunque está por encima de nuestras cabezas en la playa no nos inundará. Es tan inmenso que podemos ir ensuciándole generación tras generación hasta que acabemos con la vida en sus aguas. Damos por supuesto que la luna es capaz de atraer toda su masa y elevarla toda cada día dos veces hasta dos metros. Sí, ese satélite “pequeñito” que nos escucha por las noches y nos deja hablar de sueños con él puede con todos los océanos.

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            Estamos tan convencidos de que se quedará con nosotros como de nuestra incapacidad de volar, damos por supuesto que la ley de la gravedad es infalible y que el mar puede habitar en un Planeta redondo sin tener la intención de ocupar nuestra tierra. Aunque es posible que le obliguemos algún día a inundar nuestras playas si seguimos echando agua en los polos al cuenco en que se recogen sus aguas.
            Es difícil comprender estas obviedades y muchos pagaron un alto precio por intentar que llegaran a ser verdades universales. Es un milagro el equilibrio del Planeta en el que vivimos aunque nos hemos acostumbrado a verlo como lo más normal del mundo, todo obvio: rotar sin chocar, las mareas, el agua que no vuela, estar plano y curvado a la vez, esa gravedad, los meteoritos siempre pequeñitos que se convierten en estrellas fugaces sin hacer daño el equilibrio que nos regala la naturaleza… Solamente los humanos parecen dispuestos a acabar con el Planeta y son capaces de conseguirlo…

            Pero ayer, sentado frente al mar con una cerveza fresca, veía los colores del mar, cambiantes al antojo del sol. Azul oscuro, verde claro o agua blanca que rompía en la arena de la playa. Contemplaba el horizonte y no perdía de vista los veleros que, arrastrados por el viento, parecían volar sobre las aguas. No amanecía ni se ponía el sol pero ese mar inmenso llama a la belleza y a viajar más allá del horizonte, es un buen amigo de los sentimientos bellos y deberíamos cuidarle porque ya se queja de las dentelladas que le damos los humanos…

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