EFECTOS DE LA CORRUPCIÓN

Provoca amnesias generalizadas.

Convierte en desconocidos a amigos del alma.

Provoca la chulería de quién cree que robar en normal…

                                

            Hemos escuchado a Bárcenas, a Esperancita, a González, Granados, Urdangarines y familia… todos son inocentes aunque la pasta haya volado a su alrededor. Son capaces de no conocer ni a su padre y han sido listillos para hacer los chanchullos en privado y quedar una palabra contra otra si alguien se cambia, como Costa o el Bigotes, de bando.

            La sensación de impunidad está tan extendida que los políticos se ríen de todo porque saben que en el peor de los casos con unos meses de celda de lujo (en el peor de los casos) tienen solucionada su vida en mil paraísos fiscales. Debemos de acabar con la presunción de inocencia para quienes manejan el dinero de todos en política, si están para servir, y dudamos de ellos, pues que no se sacrifiquen más y se vayan a casa sin jubilación y con despido de obrero.

            No se puede aguantar la chulería de Camps que, trajes aparte, dilapidó dinero público a espuertas, con dudosas jugadas a su alrededor. Los coches de fórmula 1 no corrían en pistas limpias ni el Papa vino a pasearse por alfombras inmaculadas. Miles de obras faraónicas esconden grandes chorizadas en forma de comisiones para mayor gloria de personas con sobres y eventos de fuegos artificiales pagados en negro.

            Verles cuando salen de los juicios camino de Baqueira o Suiza produce una sensación de impotencia que pone en cuestión la democracia. Son tiempos duros porque los que no son condenados son culpables de haberlo visto sin denunciarlo, no hay carrera política que no se haya basado en silencios reprochables en las últimas décadas. Nadie sabe cómo enderezar este entuerto porque tiene demasiados culpables.

            No se acuerdan de lo que no les interesa, no conocen a amigos íntimos, tienen las espaldas cubiertas de billetes de 500 y, en muchos casos, cobraran del erario público cuando no son premiados por empresas a las que favorecieron con sus políticas. Testaferros, paraísos fiscales, Andorra, pisos, empleos suculentos… tendremos que volver a dejar de creerles por muy chulos que se pongan.

            Lo peor de todo es que no se ve salida al entuerto, un recomendado de los bancos y el Ibex 35 no puede ser trigo limpio y un radical atacado por los medios no puede llegar a rozar el gobierno. Camps ha puesto en evidencia la calaña de quienes nos han gobernado impunemente durante muchos años…

       ¿No hay cárceles para tanto chorizo?¿Por qué salen sin devolver lo robado?