sábado, 10 de marzo de 2018


SE ACERCA LA PRIMAVERA
Esperemos que el cambio climático no acabe un día con ella.
Los trigos crecen, los almendros florecen, es tiempo de vida.
Bonito contraste con el cielo azul y  las montañas nevadas.

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            Al salir a la carretera te sorprende como los trigales han pintado de verde, de alegría, las tierras de secano. Ni el agua ni el viento han podido con ellos, saben que es su momento de germinar para entregar la cosecha en julio o agosto. Unas máquinas pusieron la semilla en la tierra y ella aguantó las heladas para asomarse al aire cuando el tiempo parece más benigno.
            Pero si algo destaca estos días son los almendros en flor con sus colores blancos y rosáceos. Han teñido el campo de contrastes y alegra verlos ya dispuestos a recibir a la primavera sin miedo al frío del invierno. Ahora que están alineados en las fincas, cuidados, son como reductos de alegría en medio de unos campos pintados de verde.
            En el bosque los pájaros ya observan como la naturaleza despierta y aceleran sus trinos, sus vuelos y sus nidos. Admira como la naturaleza conoce los tiempos, las estaciones, y repite sus costumbres con una perspicacia que sorprende a quienes quieren mirarla. Callada y escondida con el frío, despierta exuberante con la llegada del buen tiempo. Es una sabiduría rutinaria que no me canso en descubrir cuando llegan los meses de marzo y abril.
            Al volver a la ciudad, cargado de optimismo, he visto las calles también llenas, las terrazas ocupadas y a las personas despertando al tenue sol de la tarde. Nosotros también vamos esperando el buen tiempo, la vida en el campo y el ajetreo en las calles. Llega la estación de las flores, de los trinos, de la vida, y todo llama al optimismo y a alejar los nubarrones que con demasiada frecuencia nos amenazan.
            Esperamos que los tornados, las olas gigantes y los vientos huracanados no sean mensajeros de cambios climáticos que hieran de muerte a esa hermosa señora llamada primavera.

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