viernes, 16 de marzo de 2018


CAMINANTE NO HAY CAMINO…
         Machado en una tumba solitaria bajo el cielo azul de Colliure.
No solamente la luna y las estrellas recrean la vista.

                 Resultado de imagen de fotografias del cielo azul de Colliure Francia
  
            Aquel sevillano, enamorado de Castilla, lleva casi ochenta años lejos de la tierra que amaba. Eligió un pueblo cercano a España, quizá soñando con el regreso, donde la luz alegra los días e invita a intentar hablar con uno mismo mirando como rompen suavemente las olas. Aquel azul que invita al optimismo pudo ser el motivo de elegir este pueblecito pequeño para descansar recordando el sol de su Andalucía.
            Al llegar a Colliure, y dejar el coche en uno de los aparcamientos de pago de obligada visita, sientes el recogimiento de un lugar donde, rodeado de personas, puedes aislarte de todo y mirar el cielo, un cielo bello al que la luz del sol le regala un azul lleno de la claridad de la mañana. El mar, más oscuro, ayuda a componer una escena en la que cada uno puede dejar que el tiempo discurra sin mirar el reloj.
            Sentado en las murallas puedes contemplar como acarician las olas la orilla y al levantar la vista dejar que la imaginación y los recuerdos te permitan perderte en tu mar dentro de aquel azul lleno de promesas y de luz. Dejar que el tiempo corra, a la sombra del castillo, deteniendo las prisas, llamando al olvido a las cosas sin importancia y despertando los sentimientos que con excesiva frecuencia ignoramos.
            Es bueno tener sitios para guardar en la memoria. Cada uno tendremos los nuestros y produce un profundo placer regresar a formar parte de ellos en algún momento. No es necesario que este tan lejos como aquel pueblo donde descansa medio olvidado Machado, cada uno sabe sus escenarios aunque muchas veces olvidamos visitarlos.
                        … Se hace camino al andar…
            No sé porque los versos del poeta no le han permitido regresar a su Sevilla natal o a su Soria querida. Quizá algún día él pueda cambiar la luz de Colliure por los cielos estrellados de Castilla.



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