domingo, 8 de abril de 2018


LA CULTURA DEL ESFUERZO
Conseguir lo que deseamos de forma inmediata no siempre es aconsejable.
Esforzarse tiene sus satisfacciones y permite valorar más los triunfos.
Los sueños vuelan muy rápido y perseguirles es un trabajo duro.

                                   Resultado de imagen de fotografias de la luna reflejada en un cubo de agua

            Cuando nos planteamos un objetivo difícil, y conseguimos llegar hasta él, la satisfacción es mayor que cuando disfrutamos fácilmente de los regalos que esta sociedad consumista nos proporciona a diario con generosidad. Estamos poco acostumbrados a luchar, en el día a día, por las cosas que deseamos y se ha instalado en nuestra mente que debemos educar a las futuras generaciones proporcionándoles lo que desean incluso antes de que lo pidan.
            Posiblemente hemos olvidado esa satisfacción de alcanzar algo con esfuerzo para conseguir un objetivo y sentirnos bien cuando nos acercamos o le alcanzamos. Las cosas materiales: el móvil, mi comida preferida, los regalos abundantes, la ropa de marca… son fáciles de alcanzar para los hijos y nietos si disponemos de medios suficientes. Nunca pensamos en aquellos que tampoco podrán llegar a tener lo necesario cuando inundamos la habitación de un niño de excesivos objetos que acaba considerando como un derecho adquirido. Es normal porque están lejos, pero quizá ellos, en su escasez, están recibiendo algo que les estamos negando a quienes viven en la abundancia.
            Existen cosas que no podremos comprarles, sueños que vuelan alto y que no se dejan comprar con dinero, carreras que existen un esfuerzo para el que no están educados, amores que exigen compartir y luchar cada día por alimentarles, amigos que necesitan algo más que un saludo para conquistarles… Una persona que no está bien entrenada para la lucha sucumbirá con facilidad y nos les hemos preparado adecuadamente para soportar la frustración haciendo que la prueben en pequeñas dosis.
            Es tan fácil exigir un pequeño esfuerzo para conseguir lo que nos piden, conceder deseos que exigen una compensación a cambio, retardar la llegada a la meta para que su sonrisa tenga valor al alcanzarla… tantos pequeños detalles que ayudarán a tener adolescentes y jóvenes mejor preparados para los sinsabores que necesariamente tienen que encontrarse.

Una reflexión: Es curioso que nuestro deporte esté invadido por extranjeros. Quizá el esfuerzo que exigen no lo hemos valorado…
           

No hay comentarios:

Publicar un comentario