sábado, 21 de julio de 2018


UNA SONRISA EN LA MAÑANA
Una manera de recibir al día con optimismo.
Sabedores de lo mucho que tenemos y que a veces no valoramos.
Dispuesta a dar la batalla a las zancadillas del tiempo.

                                   Resultado de imagen de fotografía del amanecer

            Hace muchos años que pienso que una sonrisa matutina es una buena manera de recordarnos a nosotros mismos todas las cosas bonitas que tenemos. En un mundo tan consumista, que nos agobia con deseos constantes, es sensato mirar a nuestro alrededor y ser conscientes de la suerte que tenemos de vivir en este país, tener gente que nos quiere y más de lo materialmente necesario para disfrutar de cada día. Luego a vestirse, lavarse para entrar en la realidad y pelear porque cada uno de los días merezca la pena cuando la noche llame a su final.
            Cada uno valoraremos que hacer con esas 24 horas a las que hemos sonreído, cada uno hemos elegido dónde alojar el tiempo que escapa en cuanto le quitamos la vista de encima, pero ser conscientes de los privilegios que tenemos debe inundar de optimismo nuestra pelea por las pequeñas y las grandes cosas. No es necesario que los telediarios no paseen por las pateras del mediterráneo, por los bombardeos en Palestina o por las cifras del hambre que esporádicamente nos agobian en esos telediarios, convertidos en el Caso, llenos de sucesos tristes.
            El coche, un amigo, un amor custodiado, una paella o un solomillo pueden volver a hacernos sonreír durante el día y sobre todo nos darán fuerzas para enfrentarnos a los enemigos convertidos en rutina. Los horarios, las prisas, el deseo, el consumismo, la pelea con el de al lado pueden robarnos el secreto del tiempo detenido. Logremos que una brisa de aire fresco en el calor del verano reciba nuestra bienvenida o que la cercanía de un ser querido rompa la monotonía; una sonrisa, una mirada pueden hacer de muchos de nuestros días llenen un cuenco de recuerdos hermosos que nos haga presente siempre la suerte que tenemos de estar donde estamos, de estar vivos…
            Se me ocurren estas cosas porque cuando algo te duele recuerdas lo bien que estabas antes de padecerlo, mejor adelantarte a las desgracias y ser consciente de que cada día es un premio que tú vas a cobrar íntegro. Los días están contados pero nosotros tenemos la capacidad de alargarlos cuando ponemos una actitud positiva que ve el mundo disfrazado de mago milagroso que nos regala el tiempo.

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