MEJOR
NO OLVIDAR
El
18 de julio unos generales se convirtieron en la peor pesadilla del país.
Con
aquel afán de salvar a España no les importaba matar a la mitad de sus
habitantes.
La
Iglesia apoyó el alzamiento contra la democracia y declaró que era una “Cruzada”
Lo vuelvo a contar, en España existía
una República, allá por 1936, y en febrero de dicho año en unas elecciones
habían ganado el poder los partidos de izquierdas y prometían cambios que
muchos desamparados esperaban y unos pocos (ricos, hacendados, militares y eclesiásticos)
no estaban dispuestos a que esas ideas llegaran a ver la luz. No hay más
explicaciones, éramos un país atrasado, hasta el cuello de latifundios y
plagado de jornaleros que malvivían de lo que les limosneaban los
terratenientes. En 1931 ya intentó la República hacer algún apaño a tanto
desatino pero los confesonarios, los caciques y el dinero frenaron el intento
porque las derechas ganaron las elecciones de 1933.
Se temieron que ahora irían más en serio
y decidieron ir por derecho, con las armas por delante y matando a quienes se
les pusieran por delante. Ese levantamiento llegó a la Península un 18 de julio
y supuso una guerra civil de casi tres años, el empobrecimiento del país y la
represión de cualquier conato de resistencia a los mandatos de aquel asesino,
general de la revuelta, de voz atiplada llamado Franco. Animaron al ejército a
acabar con las personas de izquierdas, a matarlas, para limpiar el país de
enemigos y eso podía suponer millones de asesinatos y la necesidad de buscar
escondite o cambiar de hábitos de una mayoría de los españoles.
Este día, el 18 de julio, fue fiesta
nacional durante cuarenta años, obligando a los vencidos, la República
democrática, a no olvidar el funesto día en que unos iluminados, amparados por
la iglesia católica, convirtieron nuestro país en un cementerio y a los vivos
les obligaron a callar y olvidar las libertades durante decenios. Hoy esta
España imperfecta es un cielo al lado de lo que trajeron aquellos generales
apoyados por el fascismo que ya campaba en Alemania e Italia.
No hemos conseguido derrotarles aún, vivimos
bajo leyes caducas y fortunas logradas al amparo de poder sanguinario del
franquismo. No fue fácil expulsarles, un poquito, de sus poltronas, pero queda
mucho camino por recorrer y ahora el miedo ya no es tan fuerte como el de
aquellos que habíamos vivido la represión de la dictadura. Pro andan por ahí
sus sucesores, disfrazados de mil maneras, y conviene no olvidar que lo que fueron
fusiles y tanques en 1936 hoy pueden ser los medios de comunicación en sus
manos tan peligrosos como aquellas armas.
Deseo la vuelta de la República, pero de
una República como la que destrozaron aquellos salvajes. Ideas diferentes,
acciones diferentes, pero objeticos similares, ayudar a repartir mejor lo mucho
que se nos ha regalado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario