…Y
SEGUIMOS CON LA NAVIDAD
Una religión sigue marcando el paso de
nuestros sentimientos.
Apoyada por los comerciantes que
huelen dinero en el portal…
Los
niños siguen creyendo en reyes buenos y en figuras de Belén.
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Tantos esfuerzos para conseguir una
sociedad laica y acabamos defendiendo los sentimientos heredados de unos días marcados
por la religión. Una virgen en el pesebre que solamente permite a la razón
pensar en un niño robado mirando lo tranquilo y descuernado que se muestra el
patriarca José. Unas fechas que intentan recoger viejas tradiciones pero que ni
Herodes, ni los pastores saben dónde situar; vacas que les mantienen en pie
esperando, en el frío invierno, la llegada de los monarcas.
Lo de los reyes recuerda nuestra
niñez mágica en la que las estrellas pueden detenerse y guiñar el ojo a tres
reyes diferentes que se dejan guiar a una cuadra a lomos de camellos. Se
permite el Belén un rey negro y tres coronas que regresarán a final de fiestas
para hacer felices a los niños con los juguetes y crear un sustrato de bondad a
la monarquía que nos resistimos a retirar de las creencias infantiles.
Ya sé que el Tió o Santa Claus
tienen los mismos componentes mágicos, pero al menos la monarquía y la razón no
es atacada con tanta intensidad. Acaban cuando el niño abandona su edad de ser
capaz de transforman con sus sueños la realidad.
El fin de un año en el calendario
podía ir sustituyendo lentamente, con fiestas distintas, este montaje de comerciantes
y religiones que consigue sacar sentimientos hermosos de las personas una vez
al año. Son 2000 años, quizá en otros 2000 logremos mantener los bonitos
sentimientos, las comidas de amigos y las reuniones familiares en torno a otras
fechas y personajes…
Al ver a los niños buscando nuevas
figuras para su Belén, las calles iluminadas, los belenes “laicos”, los
restaurantes llenos y las personas viajando para celebrar ese nacimiento de un
Jesús en el establo con pastores, reyes, la Virgen, José y el caganer, tenemos
claro que costará siglos que la religión abandone las calles. Decimos que es
secundario porque lo importante es la ilusión y los sentimientos que despierta…
pero para mí los reyes y los milagros podrían pasar al olvido y buscar mejores
modos de despertar sentimientos y no alimentar tradiciones que perpetúan el
ayer.
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