martes, 25 de diciembre de 2018


…Y SEGUIMOS CON LA NAVIDAD
            Una religión sigue marcando el paso de nuestros sentimientos.
            Apoyada por los comerciantes que huelen dinero en el portal…
Los niños siguen creyendo en reyes buenos y en figuras de Belén.

                   Resultado de imagen de fotos satiricas del Belen

            Tantos esfuerzos para conseguir una sociedad laica y acabamos defendiendo los sentimientos heredados de unos días marcados por la religión. Una virgen en el pesebre que solamente permite a la razón pensar en un niño robado mirando lo tranquilo y descuernado que se muestra el patriarca José. Unas fechas que intentan recoger viejas tradiciones pero que ni Herodes, ni los pastores saben dónde situar; vacas que les mantienen en pie esperando, en el frío invierno, la llegada de los monarcas.
            Lo de los reyes recuerda nuestra niñez mágica en la que las estrellas pueden detenerse y guiñar el ojo a tres reyes diferentes que se dejan guiar a una cuadra a lomos de camellos. Se permite el Belén un rey negro y tres coronas que regresarán a final de fiestas para hacer felices a los niños con los juguetes y crear un sustrato de bondad a la monarquía que nos resistimos a retirar de las creencias infantiles.
            Ya sé que el Tió o Santa Claus tienen los mismos componentes mágicos, pero al menos la monarquía y la razón no es atacada con tanta intensidad. Acaban cuando el niño abandona su edad de ser capaz de transforman con sus sueños la realidad.
            El fin de un año en el calendario podía ir sustituyendo lentamente, con fiestas distintas, este montaje de comerciantes y religiones que consigue sacar sentimientos hermosos de las personas una vez al año. Son 2000 años, quizá en otros 2000 logremos mantener los bonitos sentimientos, las comidas de amigos y las reuniones familiares en torno a otras fechas y personajes…
            Al ver a los niños buscando nuevas figuras para su Belén, las calles iluminadas, los belenes “laicos”, los restaurantes llenos y las personas viajando para celebrar ese nacimiento de un Jesús en el establo con pastores, reyes, la Virgen, José y el caganer, tenemos claro que costará siglos que la religión abandone las calles. Decimos que es secundario porque lo importante es la ilusión y los sentimientos que despierta… pero para mí los reyes y los milagros podrían pasar al olvido y buscar mejores modos de despertar sentimientos y no alimentar tradiciones que perpetúan el ayer.

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