martes, 1 de enero de 2019


CONTAR EL TIEMPO
Los niños viven los instantes envueltos en relojes parados.
Los jóvenes atropellan a los días y a las horas esperando nuevos años.
La madurez tiñe de rutina los meses esperando los sueños.
Los viejos intentan apoderarse del tiempo, y detenerle, porque saben de su finitud.

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            A veces desearía que volvieran a ser las estaciones las que marcarán el tiempo olvidando los años; vivir cada estación esperando la siguiente, ajenos a las prisas dejando a la naturaleza marcar el ritmo de las vidas con sus otoños, su siembra, sus primaveras y sus cosechas. Aunque según va cambiando el clima nos inundaría de nuevo la incertidumbre de cuanto duraría el tiempo en la Tierra y en los polos y el Ecuador no podrían disfrutar de nuestro modo de vida.
            El hecho es que vivimos al ritmo de las horas, los días, los meses y los años que marcan nuestros relojes. Solamente podemos soñar en detenerles cuando momentos especialmente hermosos se instalan en nuestras vidas y entonces podemos abrir el baúl de los recuerdos para que llenen de sentido los momentos en que el paso del tiempo parece acelerarse.
            ¡¡¡Feliz año!!! ¡¡¡Felices días!!! Espero que hoy no vayamos olvidando la pelea que tendremos con los relojes para conseguir abrir el baúl de los recuerdos y cerrar bajo llave momentos robados a los sueños. El tiempo intentará seguir su camino ignorando nuestra presencia, solamente aquel niño que late en nuestro interior puede ensimismarse e ignorar que nos va a vencer en su desafío.
            Atropellar a las horas siguiendo nuestro camino, castigar a la rutina con sorpresas desde el amanecer hasta la puesta del sol o dejar caminar a la luna en la noche alumbrando el baúl entreabierto, sabedor de que aún necesitamos experiencias entrañables para llenarle. A nadie le regalará el tiempo victorias parciales si no instalamos defensas que valoren el poder del paso de los relojes e inventamos la calma, las sonrisas y los sueños para negarle que nos gane  por goleada.
            ¡Es bonito valorar cada despertar porque el tiempo también corría cuando nosotros descansábamos!
            Siempre podremos esperar la primavera cobijando al frio del invierno para recoger los frutos en verano y preparar con vivos colores de otoño un nuevo ciclo de vida, aunque no podremos ignorar las fechas y el tic tac de los relojes…

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