DÍA MUNDIAL DEL AGUA
Más
de 2.000 millones de personas no tienen
agua potable en casa.
4
de 10 tenemos servicios sanitarios mínimos en las viviendas, 4,5 mil millones no.
Un
tesoro no compartido que cuidamos muy poco nosotros.

Estamos tan acostumbrados a vivir en
la comodidad, con los servicios mínimos atendidos para toda la población, que
ignoramos que existe esa otra parte del mundo que consume agua no potable y no
tiene un mínimo de higiene posible. Se ponen los pelos de punta cuando vemos
los kilómetros que tienen que hacer para encontrar agua sana para evitar las
enfermedades que el agua no potable provoca. Olvidamos constantemente la suerte
que tenemos de haber nacido en esta parte del mundo donde el dinero permite
hacer olvidar que existe un mundo (siempre allá lejos en China o en el África
Subsahariana) en que mueren las personas sin necesidad de bombas ni desastres
naturales. Mueren en el olvido, ignoradas por un primer mundo que tiene medios
para que esa parte de la humanidad no carezca de lo básico… pero pasa del tema.
No valoramos el grifo abierto, la
ducha reconfortante, el baño calentito, el servicio al lado para unas prisas o
un vaso de agua en la mesa para comer. Nunca pensamos que esas cosas que se han
conseguido pueden volver a faltar si continuamos amenazando a la Tierra y su
equilibrio, si seguimos ensuciando sin miramientos nuestras aguas y atacando
sin compasión el clima que nos rodea. Los abuelos salimos de pueblos sin agua
en casa, con baños semanales compartidos con los hermanos y los servicios en la
cuadra de las vacas y nunca echamos en falta otra cosa porque no sabíamos que
existía. Hoy nos encargamos con las televisiones que todo el mundo de
necesitados del otro lado conozca nuestra forma de vida y sueñe con huir de su
pobreza.
Los gobiernos gastan miles de
millones en proyectos, en reuniones, en promesas, pero las personas siguen sin
tener acceso al agua potable porque ya llegará en el 2030, cuando millones de
persones estén en la tumba por la falta de este líquido precioso.
Sonrío con mi suerte y reniego de
nuestra sociedad egoísta que ignora a esos miles de millones de personas que carecen
de lo básico, una comida sencilla y un agua que no mate. Quizá olvidamos hace
mucho tiempo que no todas las personas son seres humanos… y lo malo es que
solamente los gobiernos prepotentes de occidente tienen capacidad para solventar
el problema y los ciudadanos olvidamos luchar para que se reparta un poco la
suerte con las otras personas que habitan el Planeta.
Quizá mi escala de valores esté
oxidada desde mi nacimiento…
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