NOS
ROBAN HASTA EL OTOÑO
Parece
que el tiempo anda cada vez más revuelto y ladrón.
Nos
roba el agua o nos regala riadas excesivamente generosas.
Aquellos
paseos bajo los colores del otoño cada vez están más fríos.
![Resultado de imagen de yacimientos de litio en Bolivia fotografias](https://www.americaeconomia.com/sites/7.americaeconomia.com/files/styles/ae_main/public/field/image/2019012112272160723.jpg?itok=uJXuADXP)
De un año para otro los cambios se
aceleran y ya nadie duda de que algo muy gordo debe estar pasando cuando a la península
llegan vientos huracanados y hasta algún tornado se pasea por el puerto de
Barcelona. La nieve nos ha visitado de forma prematura y las calefacciones se
han puesto manos a la obra para que no paren los cambios que vamos
generosamente creando los humanos.
Los aviones siguen su navegación cada
día con más aparatos contaminando a su capricho, los cruceros llenan los mares
y los coches atascan las ciudades, nada parece que pueda cambiar en los
próximos años porque la tranquilidad con que íbamos cargándonos la Tierra nos
proporcionaba unas comodidades que todos pensamos que son los otros quienes
deben renunciar a ellas.
Ahora que nos roban aquel otoño de
bonitos recuerdos, de sueños compartidos, de lluvias generosas y de colores
maravillosos volvemos a ser conscientes de que esto va en serio, que aquella
niña de la tele es una frivolidad que suaviza la falta de decisiones drásticas
que deberían ejecutar de inmediato los países poderosos. Algo deben saber ellos
porque se han ido allá lejos, a la Bolivia de Morales, a confiscar el LITIO que
hará funcionar los coches eléctricos y no sabemos cuántos más inventos para que
se forren los mismos de siempre pero con la disculpa de salvar la Tierra.
La bestialidad con que han ejecutado
el golpe de estado nos huele a que algo importante les preocupaba en aquella
Bolivia de indígenas despiertos que comenzaban a satisfacer sus necesidades
básicas y que estaban contentos con un presidente Morales que iba mejorando su
imagen de persona poco cultivada y de modales indígenas, que parecían llamados
a desaparecer del mundo mundial. Visto y no visto y occidente callado ante la
bestialidad del ejército que mata personas (aunque deben valer menos porque son
indígenas) declarándose juzgados y perdonados quienes disparan a bocajarro,
quizá saben algo de la necesidad de no dejar en manos de otros el control de un
bien tan preciado.
No apetece pasear bajo los árboles
que se esconden esperando el frío porque a ellos también les ha pillado
desprevenidos el cambio climático. Acabaré mirando sus colores en la tele o en
las fotos de otros años en los que pisaba sus hojas mirando un cielo cada vez
más cercano.
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