sábado, 28 de diciembre de 2019


TUVIMOS LA SUERTE DE NACER EN ESTE LADO
         Podemos disfrutar de las cosas que la vida nos regala.

                                        Resultado de imagen de dibujo de madre con un niño en brazos
                                                 
            Cuando me he levantado ya estaba avanzada la mañana. La luz amarilla de la lámpara de pantalla del hombre del torso desnudo aún estaba encendida, la mujer acunaba con movimientos rítmicos al bebé en medio del salón. En la otra orilla las personas trabajan también el sábado, tienen una vida difícil porque el sueldo es bajo y no siempre llegan a fin de mes sin visitar el banco de alimentos.
Al ver a la mujer besar al niño que está desayunando, y al hombre calvo del torso desnudo desvivirse por hacerlo todo antes de marchar, me siento bien. En mi calma de jubilado había olvidado la prisa, las caricias de los niños, la lucha por llegar a fin de mes, lo bonita que puede ser la vida cuando se va justo de todo y no se siente la necesidad de más.
Ha regado las plantas y ha apagado la luz. Me ha parecido sentir la felicidad de la mujer delgada que deja al niño dormido en la cuna y lo tapa con el cariño de la sabana. Quizá sortear las dificultades de cada día y llegar a la noche sin necesidad de recuerdos sea una bonita forma de transformar la vida de rutinas en momentos llenos de intensidad. Parecen guardar un hueco para el amor en aquel salón lleno de prisas.
Nosotros, los del otro lado, a los que la vida nos ha mimado con un trabajo que nos gusta, y una jubilación suficiente, no deberíamos olvidar el valor de cuantas cosas disfrutamos. Cada encuentro es una sonrisa, cada día es un regalo, cada momento entre dos miradas es un cielo a recordar. Sale de mis labios una sonrisa porque tengo la suerte de sentirme bien y valorar haber nacido en este lado de la sociedad.
Ingrato es el corazón que, cuando tiene tanto, desea más. Habiendo tantas personas sin nada debemos luchar por conservar lo que encontramos cada mañana al despertar. He mirado al otro lado, el bebé debe dormir y la mujer delgada dobla lentamente la ropa limpia. Las nubes blancas ahora ocultan el sol, para el lunes promete el hombre del tiempo un cielo azul.

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