domingo, 2 de agosto de 2020

A PEDRO, EL DE HOSPITAL 

Se fue un amigo. Le acompañé en el penúltimo viaje y ayer su familia y sus amigos se comprometieron a acompañarle, con sus recuerdos, en su partida definitiva. Ganó muchos órdagos en la vida, sobre todo en los últimos años, pero el último siempre le gana la maldita Parca. Hoy es día para recordar momentos.  

                       

Quizá se ha ido al puente de Hospital para escuchar las aguas del río y mirar, con la ternura de siempre, su pueblo con la torre de la iglesia al fondo. No ha vuelto desde Sabadell porque nunca se fue del todo y siguió siendo leonés y habitante del pueblo que le vio nacer. Sus chistes malos, la cecina, el huerto, los amigos de siempre, los partidos de fútbol, las partidas de cartas, los mil paseos bien acompañado, hasta los últimos con la Trotsky por las aguas del Órbigo, eran uno de los ejes centrales de su vida.  

Solamente su familia estaba por encima de ese sentimiento. Vivieron las alegrías y los momentos duros juntos y hoy los cuatro llevan infinitos recuerdos hermosos para que en el último viaje este muy acompañado. Lucharon juntos para alejar el momento de la despedida y consiguieron robarle al tiempo años enteros. Él se sentía orgulloso de aquellos que con él compartían techo, sueños y alegrías. 

Durante más de 25 años teñimos las tardes de envites, órdagos y butifarras. El juego era parte importante de su vida y en el guiño de las 31 queda congelado el fotograma de momentos felices. Era reservado, cuidador de sus sentimientos y formas de pensar, sus ideas sociales quedaban encerradas como muchos de sus cariños, pero sentía hondo porque nos lo dejó vislumbrar en sus últimos meses más que nunca. 

Visitamos Matalascañas en el penúltimo viaje, antes del confinamiento, para que completase su visita a todas las provincias de España. Miraba el océano con la ilusión de un niño y obligaba a su cuerpo a seguir viviendo a pesar de que la enfermedad atacaba cada uno de nuestros paseos. Me quedo encantado de haber viajado con un Chulo que siempre fue fiel a su familia, a su pueblo y a sus amigos. 

Me gusta haber sido uno de ellos, aunque aún me duele la espinilla de algunos encuentros con el balón por medio. Ponía intensidad en todo lo que hacía, espero que su ultimo pensamiento haya sido que le ganó el último órdago a su vida a pesar del desenlace de la partida. 

 

 

2 comentarios:

  1. Bonito escrito, Elias. Describes muy bien como era, como sentía y como vivīa nuestro amigo Pedro. Grande en todo. Siempre estará en nuestro corazón

    ResponderEliminar
  2. Una descripción preciosa y ceñida a su gran persona. Siempre con nosotros Pedro, descansa en paz.

    ResponderEliminar