SONRIE EL UNIVERSO
Tengo más de 13.000 millones de años. Cada día me hago más grande y puedo ver la Tierra desde 46.000 millones de años luz y os recuerdo que un solo año luz son casi 10 billones de kilómetros. No encontraba la Tierra porque por cada grano de arena de su superficie existe un millón de estrellas en la Vía Láctea que es una de los miles de millones de galaxias que poseo.
En ese planeta existen unos seres vivos, como en tantos otros planetas, que se llamaban monos y ahora se llaman hombres que creen que piensan bien y no tienen ni idea de nada. Hasta hace poco creían que vivían en el centro del Universo y que yo giraba en torno a ese grano de arena y siguen creyéndose superiores a cuantos seres vivos les rodean. Las abejas con sus colmenas, las hormigas con sus maravillosas casas o los chimpancés de los que han salido solamente son, para ellos, seres inferiores a extinguir y hasta piensan acabar con la vida a base de inventar pequeños artefactos, pequeñas bombas que llaman atómicas, como si algo cambiara en mi mundo si desaparece ese punto insignificante de una de mis galaxias.
Hasta han inventado un cielo que yo todavía estoy buscando y esperan una eternidad en cuerpo y alma que no pasará de convertirse en un soplo de energía cuando mueran. Les he mandado un mensaje para despertarles de sus grandes sueños donde les recomiendo que disfruten de cada día que en su insignificancia tengan y que además de querer y cuidar a cuanto les rodea me admiren en las noches claras mirando las poquitas estrellas que alcanzan a ver sus ojos.
Creo que no me harán caso porque son cerriles y hasta le eternidad les parece pequeña para su existencia. Son un átomo invisible donde habitan millones de humanos que tienen la ignorancia como bandera y hasta creen saber cuándo nací. No se si es bueno para ser feliz haberles dado la capacidad de pensar si se niegan a abrir los ojos y ver la insignificancia de su presencia en una de mis galaxias...
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