miércoles, 6 de febrero de 2013


LA ABLACIÓN DEL CLÍTORIS
            Cuando las religiones andan cerca pueden pasar estas cosas.
No es ajena la iglesia católica al machismo y a la condena del placer sexual.

                                            Una mujer sujeta la cabeza de una niña de seis años en el momento de sufrir esta práctica. (Foto: AP)

Cada año dos millones de niñas de entre cuatro y 12 años son víctimas de mutilaciones genitales. La justificación que argumentan los practicantes de este rito van desde motivos de higiene hasta considerarse como una fórmula para evitar la promiscuidad. La realidad: cerca de un 45% de estas mujeres no obtiene placer durante sus relaciones sexuales, buena parte de ellas tienen coitos dolorosos y muchas pueden sufrir, posteriormente, graves complicaciones durante el parto. Sin contar las que mueren como consecuencia de la mutilación en condiciones higiénicas deficientes.
En España la extirpación del clítoris o ablación del clítoris está tipificada como delito y la justicia es competente para enjuiciar aunque se haya cometido fuera de la jurisdicción española, desde la reforma de la Ley 3/2005. A pesar de esto un número significativo de niñas inmigrantes son sometidas a dicha operación durante las vacaciones de la familia en su país de origen o en la ilegalidad en nuestro territorio. Son las madres las que llevan a sus hijas a que se perpetúe esta costumbre execrable.
Evidentemente nos encontramos ante una de las manifestaciones más condenables del machismo imperante en las sociedades de todo el mundo. La gran mayoría de las religiones tienen un profeta macho y la jerarquía está dominada por el elemento masculino. Por cercanía contemplemos los papas, cardenales, arzobispos, obispos, párrocos, coadjutores o diáconos de la iglesia católica y no tienen mucha prisa en plantearse cambios porque deben seguir pensando en tiempos pasados.
Existe un factor también muy repetido en las religiones que es la condena del placer en las relaciones sexuales. Determinadas sectas dentro de la iglesia católica todavía condenan el acto sexual que no está dirigido a la procreación y los medios que impidan la misma. Con la ablación del clítoris desaparece el punto de placer más importante de la mujer para toda la vida, condenan el placer sexual y además se centran en la parte más débil, en la mujer cuando aún es niña.
Algún día recordaremos las burradas que los curas han voceado desde los púlpitos no hace tanto tiempo condenando al infierno a quienes se atrevieran a bañarse en la misma parte del río con personas de diferente sexo o recortaban los besos de las películas con una ferocidad que para si quisiera Rajoy.
Hasta a María la han convertido en virgen, embarazada sin conocer varón.
DOS MILLONES de niñas al año son muchas niñas. ¿Hasta cuando la irracionalidad de muchas religiones seguirá causando dolor irreparable?

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