FIESTAS DE GRACIA
Un barrio distinto para unas fiestas sin santos.
Si conseguimos sortear a las personas podemos sentir en
alguna plaza el latir del pueblo que fue.
Si no lo conseguimos siempre habrá una foto, un concierto o
una copa.
Gracia
es hoy un barrio de Barcelona atrayente porque conserva aquel recuerdo del
pueblo que fue en sus calles, plazas y bares. No es el barrio de la Colometa de la Plaça del Diamant, aunque
también, no es un barrio de bohemios aunque viven unos cuantos, tampoco es un
barrio de abuelos, yo diría que es un cachopedazotrozo de todo lo que no es el
resto de Barcelona.
Gracia
era un pueblo de campesinos que crece vertiginosamente en el s.XIX pasando de
3000 habitantes a 62000 en cincuenta años. Desaparece la fiesta de San Isidro y
su fiesta mayor pasa a la Mare
de Deu d’Agost o a San Roc. La fiesta se consolida a finales del siglo XIX con
un carácter cívico impulsada por entidades obreras o recreativas, una de ellas el
Ateneo.
Uno
de los mayores atractivos de sus fiestas son sus calles adornadas. Los vecinos
de una forma muy artesanal preparan con algún motivo concreto su calle, que
competirá con el resto por los premios. Papel, cartón coloreado, plásticos o
botellas junto a los elementos más insospechados pueden contribuir a recrear el
tema elegido por los vecinos.
Los
conciertos, las exposiciones, los actos culturales, los espectáculos, los
chiriguitos improvisados en cada calle, los botellones que compiten con los
precios baratos de los bares y personas de lo más variopinto conforman unas
fiestas especiales. Según la hora así es el personal que habita sus calles,
desde las familias matineras a los vecinos cenando en el anochecer pasando por
aquellos jóvenes alternativos que ponen una nota de exotismo en la noche.
Este
año los vecinos estaban menos colaboradores, quizá nuestra sociedad comienza a
ver raro eso de ponerse de acuerdo y preparar en común los adornos, y las
calles se han resentido, en número y en la calidad de la mayoría de los
adornos. El ambiente como siempre, cada uno a los suyo y las cámaras
inmortalizando el paseo por sus calles.
Acabarán
las fiestas y seguirá el barrio de Gracia para pasear en la tranquilidad de sus
noches o para sentarse en una de sus plazas a respirar lo que queda de aquel
pueblo de campesinos que hoy se ha visto instalado en el centro de la gran
ciudad.
Si
alguien se acerca hoy o mañana la luna llena acompañará en lo alto un paseo mágico
por sus calles engalanadas.
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