DESEO LA CONDENA DEL FRANQUISMO Y DE SUS
CRIMENES
Yo no quiero olvidar, porque aquellos mismos pueden volver a
las andadas.
Si ahora falta libertad sería bueno dar un paseo por los
años en que pensar diferente era un pasaporte para la cárcel y manifestarse en
la calle jugar con tu vida.
Les piden
que condenen el franquismo a los franquistas de toda la vida, a los que
utilizando el miedo de la transición se quedaron en el poder para siempre dando
la razón a aquel sanguinario dictador, llamado Franco, que afirmaba:
-
Queda todo atado y bien atado.
Tanto el rey,
elegido por él a dedo, como Suárez, dirigente histórico muy franquista, dejaron
impunes los crímenes de cuarenta años, donde media España supo del sabor de la
derrota, de la represión, de la cárcel y de asesinatos múltiples. La prensa, y
algunos nefastos políticos de la izquierda, ensalzaron la figura de estos dos
meapilas que no hicieron otra cosa que jurar los principios del movimiento y
salvar al franquismo de pagar sus vergonzosos crímenes.
Cuarenta años
después, habiendo visto partidos de izquierdas en el poder muchos años, estamos
en las mismas. El PP defiende el franquismo porque son ellos mismos y la
izquierda solamente cacarea cuando está en la oposición. Nadie se atreve a condenar
a cuantos contribuyeron a causar represión y muerte solamente por defender lo
votado en las urnas por los españoles o por no pensar como el franquismo
obligaba.
Yo estoy muy
enfadado con el robo del estado del bienestar que están haciendo estos políticos
del PP que siguen recortando donde duele y no rozan a los grandes capitales ni
a sus prebendas. Me asusta cuando a los manifestantes se les vuelve a
considerar terroristas o la televisión, la prensa y la radio se convierten en
canales monocordes, todos son la misma canción. Tenemos más fútbol que con
Franco y no se resignan a dejar de agradecer a los toros los servicios
prestados en entretener al personal.
Creo que
cuando nos poníamos delante de los caballos de los grises o subíamos a presidir
una asamblea en la facultad, sabiendo que los grises atacarían a porrazos y con
balas de verdad, éramos personas con poco que perder, mucha ilusión por cambiar
el mundo y soñadores de un espacio de libertad. Cada paso que dabas era fichado
por aquellos secretas conocidos y por los secretas infiltrados, tus noches
dependían de sus caprichos y tu libertad de un mal día de algún mamporrero mal
encarado. Cuando ves a tus amigos en Carabanchel la realidad te pone carne de
gallina y el miedo te hace palidecer. Yo tengo pánico a la cárcel porque sé lo
fácil que es entrar en ella cuando gobierna el fascismo y la intolerancia…
Las dos cosas
se van consolidando en el país y las personas seguimos con miedo porque, a
diferencia de entonces, casi todos tenemos cosas que perder y a las que no
estamos dispuestos a renunciar.
Cuando tienen
que venir de Argentina a recordarnos lo que no hemos olvidado, cuando le
tienden una trampa a Garzón para acabar echándole de los juzgados por investigar
franquismo y corrupción, cuando los cinco millones de parados guardan silencio,
solamente nos queda recordar a la luz de la luna el suplicio del silencio y la
mala leche contra la transición por haber olvidado lo que se les hizo a millones
de españoles…
Yo si quiero
que les condenen y que paguen por ello, yo no me conformo con restituir el buen
nombre, son asesinos múltiples de delitos que no pueden olvidarse nunca y que,
por tanto, no pueden prescribir… Casi todos están muertos pero no iría mal
poner un letrero en sus tumbas al lado de su nombre con nuestro recuerdo:
- Aquí yace
un asesino que aún no ha pagado por ello.
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