CABREA ESCUCHAR AL PRESIDENTE DE EXTREMADURA

Es el comienzo de un análisis de lo que está pasando por estas tierras.

Yo también estoy pensando en votar al partido X aunque no sé que dice, ni que programa tiene….

Cuando te cabreas mucho pasan estas cosas….

                                                              

              No son más torpes porque no se entrenan. Sánchez Camacho se ha dado cuenta de que, si se arregla la financiación, a la derecha le irá bien en Catalunya. Los catalanes quieren que su contribución para ayudar a las Comunidades menos desarrolladas disminuya porque existen graves problemas en su interior y necesitan más dinero para tapar los huecos que una mala gestión que sucesivos gobiernos han convertido su deuda en una factura insoportable.

            Esa mala gestión ha tenido como protagonistas a los que cacarean que arreglaran el mundo en un periquete si les dejan. Les dejaron y pusieron a Catalunya al borde de la ruina pero sus bolsillos y los de los amigos fueron llenando con grandes capitales sus cuentas bancarias. No se puede olvidar que CiU es la derecha, la derecha que habla catalán, pero la derecha; son políticos rodeados de corrupción y de comisiones ilegales que ocultaron durante años en la más absoluta impunidad. De Esquerra un día de estos haremos una radiografía de su historia ideológica para ver si conseguimos ubicarla en algún lugar.

            Solidarios si, pero no gilipollas…

            Cuando escuchas como berrea el extremeño que saca pecho con el dinero que recibe, entre otros, de los catalanes, sientes vergüenza de que pueda haber alguien tan sinvergüenza. Son comunidades que están recibiendo fondos y fardan de bajar los impuestos, dar cobertura a las becas, no aplicar el copago, dejar las matriculas de la universidad baratitas, no cobrar peajes en sus autovías (que hay que mantener), atender con más eficiencia a sus mayores, tener los pueblos con unos equipamientos deportivos que para sí querrían las ciudades de la periferia de Barcelona,… Y eso cabrea al personal.

            En Catalunya con 400 euros un parado se muere del susto el día 10 de cada mes y en Extremadura con los mismos euros, cuatro animales, un trozo tierra y alguna chapucilla sobrevives con holgura a la miseria. Además de solidaridad se debería pensar en como compensar los desequilibrios que el nivel de vida de cada autonomía provoca cuando los subsidios o los sueldos son iguales donde la vida es cara que donde es barata…

            Lo que resulta insultante es que quienes dan parte de su recaudación sean los malos de la película, al menos habrá que reconocer el esfuerzo y, cuando vienen mal dadas, redistribuir los sufrimientos. No podemos vivir en que hace cuarenta años se hizo un pacto de silencio a cambio de la autonomía que hoy se tiene, si pensamos que se debe echar al rey y a los Pinochos que engañan a los ciudadanos igualmente pensamos que sobran los chulos desagradecidos y que se deben poner soluciones a los desequilibrios en los precios de los servicios básicos.

            Cuando la miseria aprieta a quién ha disfrutado años de la abundancia la vida se hacer doblemente dura. Cuando los oídos de estas personas oyen que en otras comunidades se dan los libros gratis, que el kilo de cordero vale tanto, que el autobús cuesta la mitad, que el impuesto de circulación es la cuarta parte, que un piso vale tres veces menos, cuando un cubata o un café valen… no sigo. La gente se cabrea, siente que algo va muy mal y pueden escuchar a cualquiera que promete el paraíso porque es razonable pensar que algo peor llegue a pasar…

            Es hora de denunciar los recortes y pedir soluciones. Es hora de pedir que se recorte donde no hace daño a los que viven al otro lado mientras no llegan soluciones. Quizá interese cabrear al personal echando la culpa de todo a Madrid, pero aquí al lado hay responsabilidades que nadie quiere explicar. Becas, matriculas, interinos, alumnos por aula, impuestos, extraordinarias que vuelan, privilegios de los trabajadores que se machacan… y arriba todo sigue igual en la opulencia de los ricos que no se han enterado que son ellos los que deben comenzar a recortarse para tener un mínimo de credibilidad.