HACEN TRAMPAS CON LAS
MEDALLAS DE LOS MINUSVÁLIDOS
De un equipo de baloncesto que participó en unos paralímpicos
10 jugadores no tenían ninguna minusvalía. Ganaron el oro.
Las medallas conservan poltronas de directivos pero no
siempre ayudan a mejorar la práctica deportiva de las personas.
Sin deporte de base me sienta muy mal cada medalla que
conseguimos.
Siempre
me ha parecido bien que se potencien las actividades que hagan agradable la
vida a personas con discapacidades y mucho más a través del deporte por lo que
de sano puede conllevar. Cuando los Juegos Paraolímpicos en España pasaron a
ser una cuestión de medallero y de élites dentro de los minusválidos comenzó a
gustarme menos y, finalmente, dejo de ser de mi agrado.
Ahora
se ha demostrado que no les importaba hacer trampas con tal de conseguir
subvenciones para unos privilegiados. Canchas de baloncesto adaptadas que después
ha resultado que los jugadores dejaban sus sillas de ruedas a falsos
discapacitados. La imagen de falta de respeto al espíritu de estos juegos es de
las más nefastas para la historia del olimpismo en nuestro país. Tantas
medallas con las que barríamos al mundo han quedado en entredicho porque se
acabó olvidando que las inversiones eran para regalar ilusión y esperanza a
personas que necesitan ambas. Las trampas no estaban en el catálogo de los
objetivos pero fueron utilizadas con asiduidad y maldad.
La
otra reflexión que me viene enseguida a
la mente es que esto sucedió en el año 2.000 y estamos en el año 2.013. Se
denunció y se demostró, por un periodista que se infiltró, el engaño y se han
tardado 13 años en dictar sentencia. Algo no funciona en este país cuando un
hecho manifiesto y demostrado tiene que esperar 13 años para acabar en un pacto
y ser noticia de páginas interiores.
A
quienes amamos el deporte y más el baloncesto nos duelen estos hechos. A
quienes pensamos que debe haber medios para que las personas discapacitadas puedan
vivir de la forma menos dura sus minusvalías estas trampas nos parecen
sangrantes. Pero que los culpables no sean condenados o se escapen de rositas
con una pequeña multa nos indigna, después de muchas tropelías anteriores se
les pesca y se tarda 13 años en pactar con ellos unas penas de tebeo que no
hace reír sino reventar las lágrimas.
La
justicia no es igual para todos, cuando las personas son influyentes o interesa
al poder (político o económico…no digamos si es eclesiástico) los procesos se
eternizan, se enfrían y se olvidan, cuando los pobres desgraciados caen en su
poder se dan prisa a juzgarlos y enchironarlos (puede ser un ladronzuelo o un
manifestante…).
Odio
la medallitis de este país. Ignoran el deporte de base, o lo cobran, no existe
el deporte universitario y únicamente quieren unos cuantos deportistas que con
sus medallas aseguren sus poltronas de directivos ineficaces. No es el deporte
que necesita una sociedad, el de unos pocos mientras otros tienen que pagar
para mantener a raya su obesidad… Educar en una vida sana que tenga un
componente deportivo ya no necesita de las medallas de Nadal o de los mundiales
de fútbol pagados con primas de oro, se necesita otra idea pero la prensa no
está por la labor de educar al personal y los que se encargan de educar hace
tiempo que no tienen este objetivo porque no se controla en las pruebas Pisa.
Si
hacen trampas con los minusválidos… os podéis imaginar…
Mañana
iré al gimnasio con mis compañeras y pasearé bajo el sol de una mañana otoñal.
Cuando llega la vejez nos hacemos más conscientes de la necesidad del ejercicio
porque el cuerpo comienza a pasar factura del desgaste de los años.
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