PONGAMOS
CUCHILLAS EN LA VALLAS PARA
DETENERLOS
O que se ahoguen en medio del océano
por subirse en un barco o en una balsa que no reunía un mínimo de seguridad.
A sus países les vendemos tanques
y metralletas que cuando los planten les darán el sustento que necesitan.
¿Por qué no somos más justos en
el precio de las materias primas o en el trabajo que se deslocaliza?
Es
la noticia que no cesa. Hay personas valientes en los países pobres que se
arriesgan a dejar la gente y los lugares que quieren para buscar el bienestar
económico que las televisiones y los familiares que salieron antes les
trasmiten. Son personas que están por encima de la media en disponibilidades
económicas para pagar a un mafioso, que les de una oportunidad de llegar, o
comprar un billete de avión que los convierta en turistas en busca de un mundo
mejor.
Cuando
sucede la tragedia de Lamperusa o la sinrazón de los 100 muertos de hambre en
el desierto del Sahara nos rasgamos las vestiduras y hasta suavizamos leyes que
prohibían socorrer a inmigrantes que se ahogaban. Cuando pasan los meses de mar
en calma, y no asaltan nuestras, el tema es olvidado hasta nuevas tragedias que
inevitablemente sucederán. Algunos del PP no se resignan y proponen poner
cuchillas en las vallas de Melilla para que se corten quienes cruzaron medio
mundo para llegar al borde de su sueño, sobrevivir al hambre y la miseria.
Ayer
hablábamos de todas las cosas que nos impedían rebelarnos, los subsaharianos
vienen porque no tienen nada que perder, se arriesgan a montarse en un colchón
inseguro sin saber nadar o se cortaran en las cuchillas de la valla porque
ellos sólo tienen el objetivo de sobrevivir. No importa que el resto de su vida
se pase buscando en la basura el sueño que nadie les regala.
Hace
meses ya escribía que el sistema capitalista necesita de la miseria, de mano de
obra explotada, de materias primas baratas, de consumidores paupérrimos, a los
que es capad de colocar un televisor o unos tanques, son parte de nuestro
bienestar y nos convierte en corresponsables del sistema. Lo peor es que
solamente podemos darnos cuenta del problema pero no solucionarlo.
La
justicia a los países pobres con precios justos o las ayudas para un desarrollo
ordenado son el único camino que vislumbran los sabios pero es lo primero que recortamos
cuando llegan los momentos de crisis. Son problemas de muchos años y los
gobiernos occidentales son capaces de acabar con todo en unos meses de crisis.
Cuando les entregamos la ayuda procuramos que sea lo que nos sobra y que
preferentemente lo suministren amiguetes del poder para hacer un negocio en
lugar de una inversión de futuro para ellos.
No
digo nada si cruzan la línea y se ponen a trabajar… Surge la persona xenófona que
no quiere competidores, defendemos un territorio que creemos nuestro con todo
lo que contiene de comodidad y bienestar, solamente nuestro…
Espero
que allá dónde es difícil la esperanza siempre existan personas capaces de
luchar por alcanzar sus sueños….
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