sábado, 2 de noviembre de 2013

PONGAMOS CUCHILLAS EN LA VALLAS PARA DETENERLOS
O que se ahoguen en medio del océano por subirse en un barco o en una balsa que no reunía un mínimo de seguridad.
A sus países les vendemos tanques y metralletas que cuando los planten les darán el sustento que necesitan.
¿Por qué no somos más justos en el precio de las materias primas o en el trabajo que se deslocaliza?

                                   
  
            Es la noticia que no cesa. Hay personas valientes en los países pobres que se arriesgan a dejar la gente y los lugares que quieren para buscar el bienestar económico que las televisiones y los familiares que salieron antes les trasmiten. Son personas que están por encima de la media en disponibilidades económicas para pagar a un mafioso, que les de una oportunidad de llegar, o comprar un billete de avión que los convierta en turistas en busca de un mundo mejor.
            Cuando sucede la tragedia de Lamperusa o la sinrazón de los 100 muertos de hambre en el desierto del Sahara nos rasgamos las vestiduras y hasta suavizamos leyes que prohibían socorrer a inmigrantes que se ahogaban. Cuando pasan los meses de mar en calma, y no asaltan nuestras, el tema es olvidado hasta nuevas tragedias que inevitablemente sucederán. Algunos del PP no se resignan y proponen poner cuchillas en las vallas de Melilla para que se corten quienes cruzaron medio mundo para llegar al borde de su sueño, sobrevivir al hambre y la miseria.
            Ayer hablábamos de todas las cosas que nos impedían rebelarnos, los subsaharianos vienen porque no tienen nada que perder, se arriesgan a montarse en un colchón inseguro sin saber nadar o se cortaran en las cuchillas de la valla porque ellos sólo tienen el objetivo de sobrevivir. No importa que el resto de su vida se pase buscando en la basura el sueño que nadie les regala.
            Hace meses ya escribía que el sistema capitalista necesita de la miseria, de mano de obra explotada, de materias primas baratas, de consumidores paupérrimos, a los que es capad de colocar un televisor o unos tanques, son parte de nuestro bienestar y nos convierte en corresponsables del sistema. Lo peor es que solamente podemos darnos cuenta del problema pero no solucionarlo.
            La justicia a los países pobres con precios justos o las ayudas para un desarrollo ordenado son el único camino que vislumbran los sabios pero es lo primero que recortamos cuando llegan los momentos de crisis. Son problemas de muchos años y los gobiernos occidentales son capaces de acabar con todo en unos meses de crisis. Cuando les entregamos la ayuda procuramos que sea lo que nos sobra y que preferentemente lo suministren amiguetes del poder para hacer un negocio en lugar de una inversión de futuro para ellos.
            No digo nada si cruzan la línea y se ponen a trabajar… Surge la persona xenófona que no quiere competidores, defendemos un territorio que creemos nuestro con todo lo que contiene de comodidad y bienestar, solamente nuestro…

            Espero que allá dónde es difícil la esperanza siempre existan personas capaces de luchar por alcanzar sus sueños…. 

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