lunes, 11 de noviembre de 2013

VIVIMOS EN UN PAÍS TRANQUILO Y DESARROLLADO
Cuando se suceden guerras, asesinatos en masa y desastres naturales con miles de muertos siento que tenemos la suerte de haber nacido en el otro lado.
Mantener lo que tenemos exige que cada uno se esfuerce en hacer bien su trabajo y luchar para que no nos roben muy rápido lo conquistado.
Paseaba junto al mar y era consciente de mis múltiples privilegios.
                       
  •                   FILIPINAS. La ciudad de Tacloban fue una de las más afectadas por el tifón (AP)
             Tengo la impresión de vivir en uno de los sitios más apetecibles de la Tierra y que además dentro de ese espacio me ha tocado vivir en el lado donde aún no ha llegado la crisis. Cuando abres los periódicos o lees noticias sobre el mundo comienzas a valorar tu calidad de vida, desde la vivienda a la comida pasando por un paseo disfrutando del mar.
Haiyan deja un reguero de desolación a su paso por la región central de Filipinas, donde las autoridades estiman que hay más de 10.000 muertos, aunque no hay cifras oficiales totales. Este "super tifón", el mayor del año en el mundo, deja hasta ahora 4,5 millones de afectados y más de 300.000 desplazados. Se estima que ha destruido entre el 70 y el 80% de la población de Tacloban que según el censo de 2010 tiene una población de 221.174 habitantes… Y quedan China y Vietnam.
Guerras, refugiados, polio, hambre, ablaciones, violaciones, ejecuciones, cárceles sin seguridad, dictaduras, desertizaciones, terremotos, tifones, tsunamis… mil problemas que ni nos rozan pero que no valoramos en el día a día porque ya nos hemos acostumbrado a vivir en la abundancia y en la comodidad de un clima benigno y sin desastres naturales de importancia.
Es verdad que nuestra democracia está podrida pero quizá no mucho más que la de la mayoría de los países (cuando recuerdo Egipto, Irak o Libia siento alegría de vivir en nuestra pocilga). Tenemos una crisis impresionante con millones de parados y los ricos se hacen cada vez más ricos a costa de pagar cada día menos a sus trabajadores pero aún nos quedan unos servicios públicos con una calidad superior a la inmensa mayoría del mundo (sanidad, educación, aún después de los recortes…).
Mirando al mar Mediterráneo en noviembre me hacia el propósito de valorar lo que tenemos y de intentar que no desaparezca muy deprisa aquello que de nosotros depende. Tengo la sensación de que el cambio climático está produciendo cada año más desastres pero solamente son ideas de persona mal pensada, la Tierra es sufrida y aguanta pero quizá estamos jugando en exceso con su fortaleza y podemos perder la calma que transmitían las aguas del mar en esta tarde de otoño.


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