jueves, 2 de diciembre de 2021

 HOY CUMPLO CINCO DÍAS 

Ya sabéis que soy un Renault Captur, moderno y prometedor de alegrías. Esperaba que mi luz roja y la señal amarilla que me enviaba al taller fuera un coser y cantar, pero parece que todo es más complicado cuando algo se tuerce. 

He pasado el fin de semana descansando y solamente me han sacado, para hacer un recado, el sábado. Apenas 30 kms cuando ya soñaba con ver el Mediterráneo y con aquel viaje a Cantabria del que hablaban entusiasmados mis dueños cuando me sacaron de mi reclusión. Han avisado a sus amigos que mi luz roja llama a la prudencia, aunque todos en la casa que me fabricó aseguran que estoy fuerte como un roble para los kilómetros que me pongan por delante. 

El lunes acudo de buena mañana a solventar mi problema y llego con la luz roja encendida y mis dos dueños encima pues han cambiado sus planes y su hora del desayuno para comenzar a disfrutar de estos días en que la pandemia parece que esta más calmada. Al entrar al taller me encuentro con que no tengo cita. El señor mayor se mosquea un poco cuando se lo toman con calma y al ver su mal humor se ponen en funcionamiento para buscar esa pequeña pieza que arregle mis luces. La pieza tiene que llegar y tardará 24 horas y muy amables les ofrecen a quedarse conmigo y que otro coche cumpla con los servicios mínimos, pero mis dueños me han tomado cariño y deciden pasearme a pesar de mi derroche en luces imprevistas. 

Descanso en mi cómoda plaza de garaje esperando el martes para ser plenamente útil. Ya levantados, duchados, arreglados e ilusionados mis dueños han recibido un WhatsApp a las 8:05 pidiendo que llamen a quien les citó para arreglar mi desperfecto. Hemos salido a hacer unas compras y he escuchado cómo la conductora que acaricia mi volante le cuenta lo que ha sucedido con la llamada a ese señor que se enfada mucho pero que a mí me trata muy bien. 

Al parecer pidió la pieza, pero no llegará hasta la semana que viene. Parece que otros amigos míos, Capturs como yo, han tenido el mismo problema y hay que cambiar algo más que la pila de la que hablaban el otro día todos. Repiten como robots que ellos no han tenido ningún caso en Sabadell, que no sabían nada, que el coche es muy seguro, que puede circular pero que llamarán dentro de cuatro días para fijar fecha para curar mis males. 

El señor que se enfada mucho se agarra a mi asiento. Comenta que cómo es posible que Renault conozca el problema y no informe a vendedores y talleres oficiales de la situación.  Llevan un tiempo vendiendo algunos coches con este problema y a nadie le han dicho nada, pero todos saben que no es peligroso y que podemos circular. ¡¡¡País!!! 

Han vuelto a ofrecerles un sustituto para esta semana, pero mis dueños se han negado porque indudablemente los dos me quieren cerca. Eso hace que espere contento otros cinco días a que me arreglen si no surgen nuevas sorpresas 

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