CRISTINA
CIFUENTES, LA OTRA INFANTA
Tampoco
recuerda nada y estuvo un tiempo en una comisión de vigilancia de
contrataciones.
Está
claro que tiene manía a las ranas de la charca de Esperancita y que deseaba con
toda el alma tener su propia charca.
Desde
los 16 años en Alianza Popular, aquel partido que estaba más a la derecha que
la derecha, y ahora va de marchosa salvapatrias de los desamparados…
Una es más lista que la otra...
No me ha gustado nada la moción de
censura de PODEMOS en la Comunidad de Madrid y me ha cabreado la forma en que
el PP ha desviado el verdadero problema a anécdotas viejas y casposas. Creo que
PODEMOS no ha articulado un programa legible para quienes escuchaban y que ha
sido excesivamente pomposo, algo así como un programa de gobierno pero sabiendo
que no van a tocar sillón porque está blindado por las nuevas ranas que
protegen a la que mandaba a la policía a aporrear manifestantes.
Cristina no quiere saber nada del
pasado, de sus casi cuarenta año cerca de Génova sin enterarse de nada. Debe
tener una tortícolis crónica de mirar siempre para otro lado. La infanta Cristina,
la del Urdangarín, tiene mejor pronóstico médico porque estuvo en esa posición
muchos menos años. Ni sobres, ni comisiones, ni ricos amigos, ni ordenadores
rotos, ni contratos divididos, ni ranas, ni chorizos… todo era idílico en el
jardín de la nueva infanta. Ella sonríe sabedora que sus ranas ya tienen la experiencia
de ver a otras ranas en Soto del Real y se beben hasta el agua del canal antes
de que llegue la policía a bucear…
Creo que PODEMOS debería haber hecho una recopilación de los
juicios por corrupción en marcha, valorar
en euros el daño que se ha hecho al erario público y haberlo traducido en
acciones que se podrían llevar a cabo con esos miles de millones dilapidados.
Insistir en que la de la moto, que mandaba cargar a la policía, estaba en todos
los fregados durante los últimos 35 años y que si no se ha enterado de como
corría el dinero ilícito por los pasillos de Génova debería irse a su casa por inútil.
Aclarado eso, solamente les faltaba
explicar su política de impuestos, subir a los ricos y poderosos y no seguir
masacrando a los de abajo. Con ejemplos concretos, afeando los gestos de la
derecha que siempre sube o baja impuestos que repercuten igual en los pobres
que en los ricos o medianos. Cuantificar los ingresos y decir en que se
invertiría la recaudación.
Ahí podían lucirse: no más desahucios
con una política de viviendas asequibles, atención a los más desfavorecidos,
quitar el copago en medicamentos básicos, movilizar a los parados con sueldos
medio dignos a cambio de trabajos para la comunidad, acabar con la burocracia
excesiva, con asesores y edificios mastodónticos, volver a la sencillez de
controlar los gastos, medidas contra la contaminación con ayudas a los coches
no contaminantes y con una red de recarga suficiente… Se me ocurren tantas
cosas bonitas que llenaría folios y no me iría a dormir, ellos que dedican sus
días a esto deben tener ideas mucho mejores, nos aburrieron con medidas que muy
pocos escucharon porque hablaban para la nueva infanta y los destinatarios
deberían ser los habitantes de la Comunidad de Madrid.
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