“QUIERO
CONSERVAR MI CORONA”
No
importa si tengo que mandar al exilio a mi hermana y decir que no la veía
cuando se forraban “a escondidas”.
Tampoco
tengo por qué invitar a mi padre a un acto sobre la transición porque no me he
enterado de lo de los elefantes, corinas o comisiones árabes.
Si
no fue su hijo ¿quién decidió apartar al emérito? ¿la infanta niña rica?
Estaban todos allí reunidos y
apretujados, parecía que no faltaba nadie para la gran fiesta de la gloriosa
transición del franquismo al franquismo. Al día siguiente un personaje decidió
que aquello no tenía ni pies ni cabeza y se quejó del olvido de su coronada
cabeza. El emérito que, junto a Suarez, dirigió la bufonada de la Transición y
nos salvó de caer en el abismo con un autoinventado 23/F no estaba ni en la
tribuna de invitados.
Entregaron medallas a destacados
fascistas, olvidaron crímenes cometidos en aquella ejemplar transición pero no
encontraron sitio para quién fue vendido por la prensa como el no va más de los
políticos insignes que salvaron a España del caos. La verdad es que cuando dejó
la corona a su hijo comenzaron a ponerle apellidos a la ensalzada figura y
acabaron con la brillante imagen que no admitía borrones. Los meapilas nunca
pidieron perdón por sus silencios y el nuevo rey no parece dispuesto a
compartir mantel con quién le colocó la corona por ser heredero masculino de
los borbones reinantes.
Demostraron todos los habitantes de
palacio una amnesia, durante el juicio de la infanta y Urdangarín, digna de mejores
causas. La infanta creó escuela, como quién no se entera de nada, pero padres,
hermanos y demás prole hicieron el mismo papel lejos de las cámaras, nunca se
enteraron de nada aunque compartieran copas o festejos variados. Para evitar
comparaciones sacaron a la pareja de la casa real, de las celebraciones
familiares y les dieron vivienda lejos de la Zarzuela y de España. ¡Vamos a
cuidar la imagen que corremos el peligro de que los ciudadanos quieran votar
darnos vacaciones para siempre!
Un rey emérito, con la popularidad
dañada una vez abandonado el trono protector, ponía en peligro el honor intacto
y relacionar al padre con la descendencia. Parece mejor olvidar quién dirigía
en la tele la Transición que poner en sitio visible a quién puede teñir de
dudas la herencia, las normas y las fortunas secretas. Está bien mandarle a
presidir corridas de toros al lado de Cristina Cifuentes pero llevarlo al
Congreso y mezclarlo con Martín Villa y otros nombres funestos no era
conveniente para quién era intocable hasta hace poco tiempo.
¿Quién decidió apartarle de forma
burda pensando que callarían cuantos meapilas olvidan la realidad que tienen
delante? Si afirman que no fue el rey con corona debió ser la heredera. ¿Hay alguien
más que decidir pudiera?
Pienso en una persona que sabe
moverse en las tinieblas…
Nota: qué calladita está la jerarquía de la iglesia. No quieren recordar a quienes cobijaron con sus palios...
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