domingo, 25 de junio de 2017

¿SE PUEDE CREER EN LA JUSTICIA?
Se hace muy difícil si no eres rico, delincuente o chorizo de lo público.
Eso de la presunción de inocencia comienza a ser un cuento para infantas.
Los delitos prescriben o te declaran no culpable si eres poderoso para recurrir y montante una defensa que cuesta mucho dinero.
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            Han jugado tanto con la justicia que estamos a punto de acabar con ella desde lo más alto. El Tribunal Constitucional deja libres de culpa a cuantos se acogieron a la amnistía fiscal sin ser el mismo el condenado. ¿Por qué espero años para leer dos párrafos y paralizar la fechoría? ¿Para qué tiene ese monumental edificio si deja que se lleve a cabo una fechoría que podía paralizar en cinco minutos porque se saben la constitución? Lleva décadas dejando dormir los temas que no le interesa tocar y corriendo en aquellos que el amo requiere celeridad… Es difícil creer en un tribunal que debe sentir la tentación de lamer la mano de quién le da de  comer.
            Yo hace muchos años, cuando el dictador tenía una policía asesina, defendía con mucha energía la presunción de inocencia porque algunos compañeros eran condenados sin haberse acercado al lugar de los hechos (palabra de policía, algo que suena a ley mordaza) o por pensar distinto que quién prohibía pensar según en qué cosas. Hoy dudo tantas veces que no las cuento, no pueden irse de rositas y aguantar las poltronas aquellos que sabemos los profanos que se han forrado a cuenta del dinero de todos. Tienen que justificar cada euro que tenga un funcionario público y obrar en consecuencia, dinero y propiedades confiscados hasta que acaben los procesos.
            El otro tema es la lentitud de la justicia. No sé si es por falta de medios (algo hay de esto) o porque según a quienes no se le persigue con la misma celeridad que a un roba gallinas. Nos encontramos que aparte de darles años para destruir pruebas y colocar el dinero en paraísos fiscales, o a nombre de personas interpuestas, muchos delitos han prescrito. Y se quedan tan anchos, parece que la justicia comenzó a perseguir delitos con la llegada de las personas indignadas a las plazas. Ellos siguen escapando a las leyes disfrazados de infantas o viendo correr el tiempo entre recursos y pactos.
            ¿Qué hacen en la calle 500 Bárcenas o Ratos? Posiblemente en la cárcel tendrían mejor memoria para recordar los hechos y evidentemente no podrían disfrazarse de infantas porque los vigilantes les incomunicaban.

            Es casi imposible seguir creyendo en la justicia porque cada día vemos más claro que no solamente los jueces, algunos, sino las leyes están al servicio de los poderosos. Los chorizos de guante blanco se merecen una legislación especial para acabar con la impunidad que les rodea. Los de abajo no podemos aguantar a los dirigentes fingiéndose idiotas cuando todos sabemos que lo que son, en la mayoría de los casos, es culpables de haber metido la mano en la caja o de haber mirado para otro lado mientras otros hacían el trabajo sucio.

1 comentario:

  1. La solución podría ser priorizar por parte del juzgado ese tipo de delitos para poder recuperar el dinero robado lo antes posible, pero aquí todo el mundo (jueces incluidos)se lava las manos y los dan curso por fecha de entrada en el juzgado. Es una manera de quitarse marrones.

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