18
DE JULIO, TERRORISMO EN ESTADO PURO
No
hacía ni seis meses que los españoles habían votado lo que querían y cuatro visionarios
provocaron una innecesaria guerra civil.
Los
que defendieron la democracia están olvidados en las cunetas y los asesinos
presiden calles y plazas o dan nombre a centros de enseñanza.
81
años y los amigos de aquellos siguen sacando pecho. ¿No te has enterado que no
es lo mismo 20 que 81? Aquí los recuerdos son selectivos, siempre lo fueron.
Siento vergüenza...
Da vergüenza vivir en un país donde
existen políticos y organizaciones, subvencionadas con dinero público, que no
condenan a estos asesinos que con su levantamiento provocaron un millón
(1.000.000) de muertos. Da vergüenza que quienes defendieron la democracia
tengan que esconderse en el olvido y que quienes nos gobiernan ignoren su valentía.
Este país en 1936 era un país
atrasado, con jornaleros sin trabajo, campesinos sin tierras y terratenientes
que nadaban en la abundancia. Tenían miedo a la reforma agraria y llamaron a
quienes tenían armas para que vinieran a impedir que se repartiera un trocito
de la tarta. No supieron respetar la legalidad y tiraron recto a base de tiros
y violencia que solamente triunfó con la ayuda de los soldados africanos y de
los “benditos” Hitler y Mussolini.
Teníamos una Iglesia católica que no
aceptaba que sus curas fueran pagados
por los creyentes y que la enseñanza era pública y debía ser liberada de su
tutela. Gritaron desde sus púlpitos contra el Frente Popular (las izquierdas
que ganaron las elecciones de 1936) y llamaron a una cruzada a los católicos
para seguir manteniendo a los ricos en el poder y ellos alimentándose a su
amparo. La Iglesia fue cómplice del alzamiento del 18 de julio y sus edificios
incendiados y sus muertos producto de un levantamiento fascista que ellos
contribuyeron a provocar. ¡Ya está bien de santos y mártires! La jerarquía de
la iglesia fue culpable de acabar con la democracia y la paz que era posible en
España aunque la prensa franquista nos haya vendido lo contrario.
Aquí hay organizaciones que no
condenan aquel levantamiento, existen monumentos que guardan celosamente los
restos de los asesinos, honramos con calles, plazas y colegios a quienes
causaron la mayor catástrofe de la historia de España. Y cuatro comerciantes y
los herederos de aquellos, que “haberlos hailos”, nos dicen que olvidemos, que
pasemos página. Les amnistiaron en 1978, mandaron los herederos de Franco,
borbones incluidos, siguen remoloneando para condenar sus asesinatos y nos
piden que olvidemos, que pasemos página porque están ellos implicados. Una
memoria selectiva que hechos recientes hacen que nos salgan los colores en
nombre de los que en las cunetas nunca tuvieron un homenaje.
Hablemos claro: en España había una
democracia y una República, no estaban en peligro nadie más que la iglesia y
los poderosos que provocaron a quienes tenían armas para acabar con los sueños
de mejorar el país. Quienes duermen 80 años en las cunetas fueron vilmente
asesinados por defender la libertad, no entiendo por qué esa insistencia en
mantener olvidados a los valientes que dieron la cara defendiendo la legalidad.
Franco creyó dejarlo todo atado y
bien atado, va siendo hora de deshacer el nudo y llamar a las cosas por su
nombre: Fueron unos TERRORISTAS. Uno asesinos provocaron 1.000.000 de españoles muertos sin ninguna otra
justificación que defender los privilegios de los ricos y de la iglesia y
Franco, su caudillo, se pasó cuarenta años metiéndonos miedo y ejecutando a
quienes no pensaban como ellos. Condena para quienes provocaron aquella matanza
y un recuerdo lleno de ternura para quienes no han logrado ser identificados
como defensores de la democracia y de la cordura…
¡Qué vergüenza que siga existiendo
el valle de los caídos! ¡Qué pena tengo!
Hola Elías. Escribes este comentario desde el corazón y lo planteas desde una perspectiva maniquea: bien y mal, buenos y malos. la historia es mas complicada que todo eso. Hoy tenemos en España buenos historiadores ( Julián Casanova, Ángel Viñas, Santos Juliá, por ejemplo) muy bien documentados, además de los clásicos Paul Preston, Hugh Thomas. Ellos no lo ven tan claro como tú y no contabilizan tantos muertos. El pasado no hay que olvidarlo, pero, " cierto grado de abandono e incluso olvido es necesario para la salud cívica". Lo dice Tony Judt cuando analiza Europa tras la Segunda Guerra mundial. Lo cita el País este domingo. Un abrazo.
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