MENOS
PARO Y MENOS TRABAJO
Es muy curioso que con tantos nuevos
trabajadores sigamos haciendo números rojos en la seguridad Social.
Cada
paga extraordinaria de los jubilados hemos tenido que echar mano de la hucha de
las pensiones (hasta agotarla) porque la recaudación no llega.
Contrato de una hora para cualquier cosa y bajamos el paro…
Han cogido la manía de sacar los
datos de empleo, milagrosos según ellos, para ponerse medallas y cubrir las
espaldas a los miles de chorizos que están integrados en el partido del hecho
sobrenatural. Somos los que más recuperamos porque fuimos los que más bajamos,
disminuye el empleo porque era de los más altos, la superación de la crisis (si
acaba algún día) depende de la marcha del mundo no de los trucos de magia de
Pinocho.
Un dato que siempre callan, que
nadie les afea, es la recaudación por IRPF de los trabajadores. Seguimos sin
cubrir las necesidades de la seguridad social porque el empleo baja a base de
empleos precarios, eventuales, por horas o en prácticas. Conseguimos tener
menos parados pero cada día más personas se las ven y se las desean para llegar
a fin de mes y no hablo de las viudas, sin ayuda a la dependencia, sino de
trabajadores que tienen que juntar sueldos en casa para sobrevivir.
Evidentemente que estamos un poquito
mejor que cuando estalló en toda su crudeza la crisis pero sabemos quién ha
pagado el precio de la leve recuperación y quienes se han forrado a cuenta de
la precariedad de los otros. Sigue sin abordarse el problema de los impuestos
de las grandes empresas, nadie quiere meterse con los paraísos o semiparaisos
fiscales, el copago de medicamentos, el IVA (que iguala a ricos y pobres)…
tantas cosas en silencio mientras escapan los chorizos de 3 y el 10 %, con
cuatro días de banquillo, con los bolsillos a reventar.
Los temas importantes, los que
afectan a las personas que lo pasan mal, siguen sin solucionarse. Nos
entretienen con cuatro juicios, que nos hacen enfadar con su arbitrariedad y la
falta de condenas a los corruptos, con tres atentados, con la manifestación de
Venezuela o con las cuatro majaderías de Trump. Seguimos en las mismas,
trapicheando con la economía sumergida y juntando sueldos precarios, los que
pueden, para conseguir salir a hacer unas tapas en el bar del barrio o una
escapada al pueblo para “vacacionear”. Muchos no hacen ninguna de estas dos
cosas pero no salen a la calle, son el pueblo silencioso que sufre y calla.
Nosotros seguimos viendo los
restaurantes llenos, las carreteras atascadas, las playas a rebosar, los
aeropuertos sobresaturados, los conciertos llenos hasta la bandera y las carpas
rebosando de personas jóvenes que visten a la última moda. Debe tener razón
Pinocho, España va bien, lo otro, lo de los que lo pasan mal, es un cuento
chino, les pasa porque no quieren trabajar y prefieren vivir en la indigencia.
Sonríen delante de un ventilador viejo dos abuelos que tienen la suerte de
vivir para escuchar que son unos vagos y más allá de la ventana ven como carros
de supermercado se llenar de cartones a pleno sol.
Los que viven más cerca de estos que
de los ladrones de cuello blanco están callados porque piensan que ellos
alcanzaran el status de los ricos o tendrán la suerte de emigrar a tierras
donde regalan euros al bajar del avión. Cada día crecen más las personas de clase
media que tienen miedo a que les quiten lo que tienen y Pinocho les hace creer
que él, el defensor de iglesias y millonarios, es el salvador de los que aún
tienen un poquito que perder.
¡¡¡¡Sociedad solidaria!!!!
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