LOS
MUERTOS DE LAS PATERAS
Necesitamos una fotografía para sufrir
con ellos, cuentan menos los que se ahogan en silencio o mueren de hambre en el
sur del Sahara o en las chabolas de las macrociudades.
Siglos esperando un mundo más justo y
nos siguen entreteniendo con fotografías que nos llenan de pena y dolor.
Si pagan por subirse a una barca sin
seguridad, hacinados, es porque alguien les ha enseñado que aquí hay palacios,
riqueza para enterrar a la humanidad, medicinas para sus enfermedades y un
futuro brillante para sus hijos que podrán estudiar. Un mundo lleno de
atractivos donde no aparecen los que lo pasan mal, los que viven de la caridad
o los miles de niños desnutridos y sin escolarizar que aún quedan en mundos
como Estados Unidos o en las barriadas insalubres de las grandes ciudades.
Llegan a nuestros mares o a la
frontera de Estados Unidos quienes tienen juventud y dinero para costear el
pago a los contrabandistas que se lucran de sus necesidades. Los cientos de
millones que pasan hambre o que tienen que convivir con los bombardeos de sus
ciudades porque no tienen medios para llegar a las barcazas o a las alambradas
no salen en los periódicos, no son noticia, son la rutina de un mundo que hemos
decidido ignorar después de haber esquilmado sus materias primas.
Cuando se magnifican tanto las
miserias y padecimientos de unos pocos no podemos olvidar que, aunque no salga
en la tele, los países están ignorando solucionar el problema en los orígenes.
Desconozco las razones por las que cada día la ONU habla menos en los medios
del presupuesto para ayudar a los países del tercer mundo y se preocupa tanto
de pequeños incidentes que provocan los “guenos”, los amiguetes, que están
forrados de armas y de pasta.
Ya sé que estos países están regidos
por chorizos incorregibles, que se gastaran en bebida las ayudas, que no
trabajaran si tienen comida y que hasta tendrán más hijos si están más fuertes
y más sanos e inundarán la tierra que ya está muy poblada. Ya sé que les
vacunamos para que no nos exporten enfermedades o que les damos agua potable de
vez en cuando pero, de verdad, ¿no es posible intentar conseguir un mundo donde
la mayoría tenga lo indispensable para llevar una vida humana?
Me enfado si no tengo agua, si se va
la luz, si hace calor, si me suben el IVA…me enfadó con razón por tantas cosas
que a veces olvido que vivo en la Tierra donde los bienes no están bien
repartidos entre los que habitamos en ella. ¿No sería necesario un movimiento
que obligara a los gobiernos a erradicar lo pobreza del Planeta? Nos hemos
convertido en seres tan egoístas que posiblemente derribásemos a los gobiernos
que lo intentaran mientras consentimos que dilapiden, esos mismos gobiernos,
millones en armas y en material para guerras provocadas.
Nadie marcha de su país si es
posible, en el medio en que nació, con un mínimo de posibilidades de sobrevivir
al hambre y a las enfermedades. La televisión, para bien y para mal, también
mueve montañas. Más allá de las pateras, y de las fronteras con muros y vallas,
podrían algún día los gobiernos del mundo poner los ojos en los países que
necesitan soluciones, no guerras.
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