jueves, 10 de agosto de 2017

LOS MUERTOS DE LAS PATERAS
Necesitamos una fotografía para sufrir con ellos, cuentan menos los que se ahogan en silencio o mueren de hambre en el sur del Sahara o en las chabolas de las macrociudades.
Siglos esperando un mundo más justo y nos siguen entreteniendo con fotografías que nos llenan de pena y dolor.

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             Si pagan por subirse a una barca sin seguridad, hacinados, es porque alguien les ha enseñado que aquí hay palacios, riqueza para enterrar a la humanidad, medicinas para sus enfermedades y un futuro brillante para sus hijos que podrán estudiar. Un mundo lleno de atractivos donde no aparecen los que lo pasan mal, los que viven de la caridad o los miles de niños desnutridos y sin escolarizar que aún quedan en mundos como Estados Unidos o en las barriadas insalubres de las grandes ciudades.
            Llegan a nuestros mares o a la frontera de Estados Unidos quienes tienen juventud y dinero para costear el pago a los contrabandistas que se lucran de sus necesidades. Los cientos de millones que pasan hambre o que tienen que convivir con los bombardeos de sus ciudades porque no tienen medios para llegar a las barcazas o a las alambradas no salen en los periódicos, no son noticia, son la rutina de un mundo que hemos decidido ignorar después de haber esquilmado sus materias primas.
            Cuando se magnifican tanto las miserias y padecimientos de unos pocos no podemos olvidar que, aunque no salga en la tele, los países están ignorando solucionar el problema en los orígenes. Desconozco las razones por las que cada día la ONU habla menos en los medios del presupuesto para ayudar a los países del tercer mundo y se preocupa tanto de pequeños incidentes que provocan los “guenos”, los amiguetes, que están forrados de armas y de pasta.
            Ya sé que estos países están regidos por chorizos incorregibles, que se gastaran en bebida las ayudas, que no trabajaran si tienen comida y que hasta tendrán más hijos si están más fuertes y más sanos e inundarán la tierra que ya está muy poblada. Ya sé que les vacunamos para que no nos exporten enfermedades o que les damos agua potable de vez en cuando pero, de verdad, ¿no es posible intentar conseguir un mundo donde la mayoría tenga lo indispensable para llevar una vida humana?
            Me enfado si no tengo agua, si se va la luz, si hace calor, si me suben el IVA…me enfadó con razón por tantas cosas que a veces olvido que vivo en la Tierra donde los bienes no están bien repartidos entre los que habitamos en ella. ¿No sería necesario un movimiento que obligara a los gobiernos a erradicar lo pobreza del Planeta? Nos hemos convertido en seres tan egoístas que posiblemente derribásemos a los gobiernos que lo intentaran mientras consentimos que dilapiden, esos mismos gobiernos, millones en armas y en material para guerras provocadas.

            Nadie marcha de su país si es posible, en el medio en que nació, con un mínimo de posibilidades de sobrevivir al hambre y a las enfermedades. La televisión, para bien y para mal, también mueve montañas. Más allá de las pateras, y de las fronteras con muros y vallas, podrían algún día los gobiernos del mundo poner los ojos en los países que necesitan soluciones, no guerras.

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