martes, 12 de septiembre de 2017

A RÍO REVUELTO… GANANCIA DE EMBAUCADORES
Estoy cansado, muy cansado de ver como no se razona sino que se chilla.
La legalidad española está en la Constitución que a mí, republicano y muy crítico con la transición, no me gusta en absoluto.
Pero primero tenemos que conseguir cambiarla y después declararnos demócratas porque la votaron bastantes, no yo, de los que ahora vociferan.

                     La manifestación de la Diada, en imágenes
  
            Buscar legalidad en tratados lejanos es de dudosa eficacia porque es difícil de creer. Sustentar la rebelión en el gobierno de Pinocho, democráticamente elegido, no es de recibo cuando tienen votos suficientes para cambiarle. Sacar a las personas a la calle como muestra de que se posee la razón es cuando menos peligroso (no hacen falta ejemplos porque serían poco elegantes). Romper las leyes en nombre de lo que quieren, y que por primera vez perciben cerca por una conjunción de factores, la independencia no les hace más demócratas que a quienes consideramos que es mejor en la España de hoy atenerse al ordenamiento jurídico (no estamos en la Bolivia del Che ni en un país dónde las urnas tengan los fusiles apuntando).
            A partir de aquí se deja poco camino al diálogo, uno tiene la constitución con sus párrafos más que claros y el otro ha decidido que puede pisarla y elegir el camino que más le plazca. Evidentemente si se quiere impedir el referéndum es mejor requisar las papeletas, las urnas y cuanto pueda posibilitar su realización; buscar el enfrentamiento de la fuerza pública con los ciudadanos es muy peligroso porque  sabemos dónde comienza la fiesta pero no cuantos muertos esperan en la reyerta. Estos días Gabilondo, Borrell y otras personas ya avisan del peligro de que se vaya de las manos el enfrentamiento y aparezca la violencia.
            El gobierno del PP no solamente lo ha hecho mal con el Estatut, llevamos tiempo hablando de la ley mordaza, de los salarios de hambre, de los desahucios, de la falta de protección a parados y dependientes (más de una ley apoyada por los inmaculados convergentes, una derecha prima hermana de Pinocho) y de los recortes en sanidad, educación... Tampoco es que los gobiernos de la Generalitat, dirigidos por convergencia, se hayan distinguido por enfocar el gasto para favorecer a los que lo pasan mal. Corrupción por corrupción van empatando y no han demostrado que deseen cambiar el guión en los muchos años que llevan echando la culpa a Madrid de gestionar asuntos en los que tienen plenas competencias.
            Pensé que llegaría el momento de la calma pero tenía razón el otro día cuando hablaba de que estamos es campaña para las elecciones autonómicas y generales. Estos días a ver quién la dice más gorda para disfrute de los incondicionales y a esperar que meta la pata Pinocho para sacar a la víctima del armario.
            Hacer cumplir las leyes pensaba que era algo razonable en un país democrático pero me vienen diciendo que eso es de fachas y de personas indeseables que coartan la libertad de las personas. Estoy haciéndome análisis de sangre por si tengo el virus.

            Estaría penoso si me equivoco y estoy en contra de un movimiento más solidario, más respetuoso con las leyes, más eficaz en lo social y portador del poder mágico para solucionar los problemas del país. Me temo que más de lo mismo no entra dentro de mis deseos, a ver si comienzan por expulsar del poder a Rajoy y al Niño Maravillas y podemos comenzar a pensar en cambios que lleguen a los ciudadanos.

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