jueves, 14 de septiembre de 2017

NORMALIDAD EN LAS CALLES
Unos tan acelerados y otros tan tranquilos, no conseguirán que perdamos la calma.
Eran las 11 de la mañana, hasta los loros y las palomas comían juntos bajo los pinos.
La voz de los profesores rompía el silencio de las calles.

                   Resultado de imagen de fotografias de pajaros bajo los pinos en la ciudad
       
            Cuando comienzan las clases todo vuelve a la normalidad que habíamos perdido durante unos meses. Los parques estaban vacíos y los abuelos han elegido descansar del estrés o volver a sus sitios habituales. Los semáforos sin coches, las calles vacías, solamente algunas personas mayores se acercan a la tienda de al lado para buscar el pan y alguna cosa que olvidaron para aderezar sus guisos.
            Es una sensación extraña, hasta los pájaros, las palomas y, sobre todo, los loros han decidido bajar a la tierra y picotear a la nada sin descanso. Nunca me imagino qué pueden encontrar tantas aves juntas a la sombra de un pino cabeceando con sus picos contra las puntiagudas hojas de su protector. Hoy hasta los loros han abandonado su cháchara incansable en lo alto para bajar a compartir con las palomas su rítmico picotear.
            Mi paseo espera la lluvia porque con el comienzo de las clases regresan los aguaceros y se ausenta lentamente el verano. Pasear lento buscando las sombras pues cuando sol se asoma tras las nubes todavía pica con el calor de los días de bochorno. Sentir la calma, vivir en los silencios, olvidar las prisas y mirar al cielo esperando adivinar que nos depararán unas nubes que se desplazan empujadas por suaves vientos.
            Los políticos se empeñan en agitarlo todo, las televisiones nos muestran las tensiones, quizá tengamos sorpresas que no sospechamos en la tranquilidad de nuestros paseos, pero las personas buscan la calma, el silencio, con la mirada puesta en el horizonte, olvidando el ladrar de los perros y el griterío de quienes aún no crecieron. Suerte tienen quienes pasean a las once de la mañana porque ya dejaron las prisas hace tiempo y pueden imaginar que muchas personas trabajan felices al otro lado del mundo haciendo posible el silencio.

            Llegan noticias de que gastamos más dinero en educación pero las ratios no bajan, los niños de primaria no disfrutan de la recuperación que predica Pinocho y compañía porque otras partidas roban la apuesta por la igualdad en las edades tempranas. Tantas promesas, tantas mentiras, tanto dinero, tantos Parlamentos y tanta burocracia para olvidar invertirlo donde sabemos que es necesario. El paseo en silencio grita a quienes olvidan siempre el día a día, aposentados en sus poltronas.




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