miércoles, 25 de octubre de 2017

DESDE 1550 AL 2050
Ya no sabes si huir hacia adelante o caminar hacia atrás.
Una columna de fuego de Ken Follett me acerca a la intransigencia religiosa.
Los drones y los robots invaden el futuro superando la velocidad de la luz.
                     Resultado de imagen de fotografía de un mundo de drones y máquinas voladoras

            Necesitaba salir del circulo vicioso de la realidad, a veces cuando no puedes influir en una partida de locos es mejor huir lejos para soñar otros mundos. Evidentemente no todos los mundos de antaño ni los que vienen tienen que ser necesariamente mejores pero, al estar lejos, son incapaces de atacar tu estabilidad. Por ese agujero negro de hoy miércoles he llegado al pasado y al futuro.
            Las guerras de católicos y protestantes, todas cargadas de leyes, reyes y herencias han llenado la novela de nombres y de personajes que no querría ver vivos en la actualidad. La inquisición, la hoguera, las matanzas y las guerras evitan pensar en unas manos que se juntan intentando conciliar a creyentes fieles y herejes. Un mundo cargado de odios donde la religión es el origen de cuantas desgracias narra Follett, la cerrazón mental de los personajes de ambos bandos del cristianismo justifica a cada ejército para atacar, cargado de razones, al que han declarado su enemigo. Mienten con razonamientos aprendidos y se sacrifican vidas y haciendas en nombre de aquel cristo al que crucificaron quienes tenían unas leyes que le condenaban. No han avanzado mucho en 1550 los seguidores de Felipe de España, de Enrique de Francia o de la protestante Isabel de Inglaterra. Debe ser difícil abandonar los viejos raciocinios y sencillo acabar atacando al que han convertido en tu enemigo. (Libro largo, para quienes busquen historia con la habilidad de Follett para narrar, prescindible y pesado. No recomendable para mí que me gustan cosas más cortas, sencillas y optimistas).
            No me ha gustado la excursión y mirando para adelante me adentro en una España sin playas, con tierras sedientas y ríos que perdieron la alegría de tiempos pasados y decidieron emigrar a otras tierras. Somos tierra desértica donde los poderosos se han rodeado de robots y viajan por el aire con sus drones, cómodos y modernos, sin preocuparse de los que mendigan días, en la miseria, fuera de sus mundos amurallados. Los que viven fuera de la vida mecanizada y rutinaria, llena de tiempo de ocio (difícil de teñir de felicidad), han comprendido que a quienes les sobraba de todo necesitan protegerlo y han utilizado la técnica para mantenerlos alejados. Esa sociedad ya no necesita trabajadores a sueldo, sus máquinas son más eficaces y obedientes que aquellos que creían en las ideas que les vendían a plazos. Ya tenemos de nuevo dos bandos aunque en este caso con armas desiguales, la vida regalada, fastuosa, cómoda y llena de un ocio que no se llena y la vida de los busca cartones entre la miseria de quienes tiran lo que les sobra. Apenas se ven la luna y las estrellas, los océanos han invadido las zonas más fértiles y solamente los que tienen acceso a los refugios y a las pastillas que alimentan y prolongan vidas pueden tocar en la realidad virtual algo parecido al otoño. Hay una parte del mundo que no necesita atacar o defenderse porque sabe que ha acabado con su enemigo y vive seguro en su fortaleza del pensamiento único.
            Quizá vale la pena dejar las prisas y disfrutar de lo que tenemos porque ya hemos olvidado el pasado y es mejor no imaginar ciertos futuros. Las máquinas y la religión no hicieron mejor al mundo; las personas pueden encontrar un lugar en sus vidas donde no haya vencedores ni vencidos, donde las murallas no expulsen a quienes comparten una Tierra generosa que no necesita el pensamiento único.


No hay comentarios:

Publicar un comentario