TERRENO
PELIGROSO PARA TODOS
Cada
día es más difícil razonar con uno de los dos bandos.
Poco
importa si puede haber muertos, recesión económica o mal rollo social.
Los
jóvenes independentistas pueden pagar, con su ilusión, los platos rotos.
Ya sabéis que pienso que para poder
abrir un diálogo la Generalitat debería quitar la premisa de si o si referéndum
de autodeterminación. Ahí podríamos comprobar hasta qué punto Pinocho está
dispuesto a bajar a la arena de las reformas concretas o se escuda en la
ilegalidad del otro para evitar cambios y llenar el fardel de votos en el
estado español.
Lo que se pretende ahora, con
cientos de miles de personas convencidas de la posibilidad de la independencia,
va a ser difícil de aplicar y peligroso para la vida de las personas; estamos
llegando a unos niveles de enfrentamiento donde no siempre va a ser posible
controlar las reacciones de todos los intervinientes en el conflicto. Estamos
en un marco de violencia contenida aunque se levanten las manos o no se golpee
a las personas, cuando Gandhi inventó esta actitud reivindicativa también pagó
un tributo muy alto.
El tema económico parece que se
reduce a echarle la culpa al otro. No, el problema de que baje el turismo es
despido de camareros, recepcionistas y guías… Si descienden las exportaciones
se irán al carajo puestos de trabajo y si las empresas cambian de sede se está
escapando de las manos mucha pasta. La inseguridad ya ha elevado el interés que
pagamos por nuestras deudas impagables y las subidas de salarios parece que
esperarán mejores tiempos. Al personal comienza a entrarle miedo y ese miedo,
aunque sea silencioso, es un clamor que comienza a contagiarse.
Es muy difícil que Europa permita
que se consiga la independencia saliendo a la calle y exigiendo que te la
otorguen, es imposible que después de nuestra historia reciente se permita a
Euskadi y a quien lo desee separarse de España con un voto, ese del derecho a decidir.
El mundo está muy lejos para mirar a este rincón del Planeta. Es un camino en
apariencia intransitable que cientos de miles de personas han conseguido ver
como una autopista para circular a velocidad crucero. Espero que la realidad no
sea muy dura con ellos y con los que compartimos territorio.
Las elecciones son un tiempo muerto
que tampoco lleva a ninguna parte porque debemos pensar que los catalanes
volverán a votar en el mismo sentido pero permitirán evitar el choque de trenes
en la primera estación. Está tan cerca el desastre que hasta parece un avance
conseguir que choquen en una estación a tiro de meses.
¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
¿Cómo se han podido equivocar tantas veces? ¿Volveremos a reconstruir el clima
de país desarrollado que disfrutábamos y pensar en arreglar los problemas de
los que no llegan a fin de mes?
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