VA
POR VOSOTROS: LOS MAESTROS
Personas
que se dedican a ayudar a educar personas.
Los
padres, principales responsables, deberían mimar a los que lo hacen bien.
Se
me pasó el día del docente, aunque no me faltaron alegrías. Gracias a quienes
me lo recordaron.
Tantas veces hablando de alumnos por
clase, de instalaciones, de investigación, de becas, de libros, de inspectores,
de profesores rematadamente malos, de deberes, de mil y un cosas y descuidamos
casi siempre a la figura principal: al buen maestro. De los malos no nos
olvidamos, con razón, porque son los que acaban usurpando el protagonismo a los
artistas principales.
Hoy podemos hablar de que un
maestro, creo que todos los profesores lo son hasta los de postgrado, tiene un
sueldo digno, teniendo en cuenta la masacre que sufren algunos trabajadores, y
unas condiciones horarias y medios técnicos que permiten llevar a cabo su
función. Tenemos ingredientes para formar equipos de trabajo, atender a los
problemas individuales (aunque siempre serían deseables más medios) y muchas
facilidades para mantener líneas progresistas que, de acuerdo con los padres,
intenten caminos innovadores.
Creo que nos falta hablar más de los
buenos maestros, de esos que aman su profesión y dejan sentir a los alumnos su
cariño. Cuando nuestros hijos abandonan el centro, cuando los alumnos se van,
no estaría de más que de vez en cuando nos acordáramos de ellos: una frase, un
comentario sencillo…. Es duro ser educador hoy cuando vemos a que grado de
consentimiento, y mimos cargados de derechos y pocas obligaciones, se ha
llegado con los hijos en muchos casos y no estaría más animar a los que se dejan
muchas horas intentando llevar bien a cabo su trabajo: educar personas.
Yo durante muchos años estaba
esperando que llegara setiembre para comenzar a trabajar, me hacía ilusión. Ya
sé que eso ahora queda mal decirlo pero yo lo sentía, era gratificante aquel
trabajo, aunque tampoco fácil. Si podemos contribuir a que alguno de esos
buenos maestros que hemos tenido lo sigan siendo es una ayuda inestimable que
podemos hacer al sistema educativo. No esperemos a que se jubilen (que también
gusta mucho) sino cuando al año que viene tienen que volver a bregar con los
problemas de otros alumnos. Por puro egoísmo, necesitamos mantener a los buenos
educadores… los malos se mantienen solos y llegarán más con los métodos de
selección actuales, pero si son fuertes los válidos podrán ganar algunas
guerras con la ilusión que les transmitamos.
No os conforméis con recordarles con
cariño, decidles, cuando están en activo ya lejos de vosotros, que os gusto
aquel detalle o aquella bronca o aquella sonrisa.
De los malos ya despotricamos, tenemos
que hablar de los buenos para que comience a respetarse la labor de ayudar a
educar a los hijos de los demás cuando ellos lo hacen bien.
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