sábado, 25 de noviembre de 2017

MÁS EDUCACIÓN EN CASA
No avanzaremos contando víctimas y dando publicidad a los asesinos.
Leyes duras mientras trabajamos en la mentalidad de las familias.
Nuestras televisiones son un espejo del machismo que impera en la sociedad.

                                     lazo.jpg

            Venimos de muchos siglos de un trato vejatorio para la mujer. Ya comenzó la Biblia contando la historia de la costilla pero aún perviven los años del franquismo en que políticos y religión se aunaron para dejar la imagen de mujer sumisa, encerrada en casa, propiedad del varón al que debía servir y obedecer.  El hombre macho que podía irse de putas y sacar pecho en el bar pero que creía controlar cada paso que daba su esposa.
            Aún perviven hoy castigos horrendos para las mujeres que son violadas, llegando hasta la lapidación. Asistimos a la ablación como algo lejano y lo tenemos en el piso de al lado, ataques continuos a la dignidad de las féminas. Existen países ricos donde aún no se les permite conducir un coche. Y estamos hablando del mundo “civilizado” porque no nos atrevemos a asomarnos a los países donde la existencia de la mujer roza la esclavitud.
            Acercándonos a nuestro país contemplamos cada día como hacemos comentarios machistas, chistes impresentables y anuncios donde la figura de la mujer es un cuerpo apetecible que se asocia a la compra de un coche o una casa. Creo que la legislación debería vigilar los programas de la televisión, chabacanos a más no poder, donde se denigra a las personas por su sexo y acostumbrarnos a no reír los comentarios que atacan al sexo femenino. ¡Y es difícil porque estamos mal educados!
            El otro día veía a un policía en un colegio hablando de la violencia de género. Son los padres, la familia, quién debe incidir en el cambio de mentalidad. Se necesitan padres que vayan reduciendo las diferencias de trato entre sus hijos e hijas y, sobre todo, intentar cambiar ellos la mentalidad recibida para inculcar principios de respeto a sus hijos.
            Los jóvenes siguen teniendo una actitud posesiva hacia la mujer y tienen las amenazas y la mano demasiado sueltas para ejercer su dominio con violencia. No pueden acostumbrarse las mujeres jóvenes al silencio, ellos también pierden sin les mandamos a la mierda.
            A propósito, hablamos todos de educación pero ¿dónde están las campañas del día a día para llegar a las familias? Condenamos mucho y somos muy bravos en el castigo pero deberíamos comenzar a intentar que disminuyan las agresiones cambiando la mentalidad de las personas. Tiene que quedar mal quién ríe las gracias que olvidan a la persona que existe bajo un cuerpo femenino.
Nota: Ayer veía como se ocultaba la cara de los hombres que acudían a un prostíbulo pero se tenía menos cuidado con las mujeres que ejercían la prostitución.

            

1 comentario: