sábado, 11 de noviembre de 2017

NO HE IDO A LA MANIFESTACIÓN
Pero viendo la tele comprendo que el choque de trenes es inevitable.
Todos los conceptos que tenían claros las personas parecen derrotados.
Cientos de miles de personas me hacen dudar de cuantas cosas pensaba al descubrir la seguridad con la que razonan desde su posicionamiento en favor de la independencia.
                           Resultado de imagen de fotografias de la manifestación de hoy 11 de noviembre por los presos
  
            Parece razonable que la Constitución, el Estatut, las leyes procesales, la independencia de los jueces, el nuevo concepto de pacifismo o la economía del país sean cosas muy secundarias ante el sueño de la independencia.
Yo he renegado desde siempre de esa Constitución pero ante la unanimidad o el miedo de los españoles a los fusiles que la sustentaron he acabado acostumbrándome a ella porque no me ha quedado otro remedio. Sueño con que sea cambiada y con una República Española que expulse nuevamente a los borbones de su poltrona nunca refrendada por las personas. Pero no entiendo muy bien que dos millones de personas la desobedezcan sin intentar cambiarla, quizá me estoy haciendo mayor y yo soy el carca y ellos la revolución.
El Estatut se quedó sin unos cuantos artículos, poco importantes para las personas, pero ya que estamos puestos mejor montamos una nueva Constitución y dejamos de depender de nadie. No me atrevo a hablar de leyes, ni de votaciones antiguas y trasnochadas, España se ha convertido en un gran Pinocho con cuernos que acaudilla a quienes no están en el camino recto. El de la independencia.
Los jueces son todos amigos de Rajoy y las leyes un atajo de confabulaciones judeo masónicas que se agrupan para atacar las esencias de la libertad y la democracia. Ya sospechaba yo cuando juzgaban a los corruptos que eran amigos de los del cuello blanco y ahora quizá se han confabulado para colocar en prisión a personas que respetan las leyes y que tienen algunos delitos compartidos con aquellos. Injusticia total.
Yo cuando me manifestaba sabía que vendría la policía a zurrarme con caballos y disparos, sabía que enfrentarse al poder conllevaba un acto de violencia contra unas leyes que no respetaba. Ahora resulta de que no, que cortar carreteras o detener trenes es pacífico y que la policía no hará otra cosa que venir a charlar conmigo porque soy una persona pacífica. Estoy confuso, quizá también lo están quienes esperaban a que pasase su coche o arrancase su tren.
Pero lo que me tiene más confuso es que vean cómo marchan las empresas (acabará costando muchos puestos de trabajo), disminuye el turismo (una fuente principal de ingresos y generadora de empleos precarios) y como la inseguridad va afectando a la economía de Catalunya y de España. Quizá no entienda nada porque quienes lideran el cotarro han decidido que cuanto peor mejor y que insultando a Europa es el camino para quedarnos dentro. Crece cada día mi confusión porque el choque de trenes, cuando se ve la manifestación de hoy, promete ser bestial y prolongado.

¡¡¡Al tiempo!!!

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