SOÑAR EL FUTURO
¿Será verdad que estamos condenados a las guerras y a los enfrentamientos?
¿Será verdad que es violencia imponer algo a los demás?
Quizá un día la Tierra tenga sitio para los osos polares y nosotros
aprendamos a respetarnos para disfrutar de ella.
El viento susurra con
fuerza en lo alto de montañas solitarias, las olas rompen con violencia contra
los acantilados, el sol acaricia con generosidad la tierra y el agua, años
atrás escasa, colma los embalses. La gaviota planea desde acantilado a la playa
sorprendida por el reflejo de las placas solares, impulsada por las alas
blancas que anima el viento; hace décadas que el petróleo y las centrales
nucleares decidieron dar un respiro a la Tierra y a sus océanos.
Sigue subiendo lentamente
el nivel del mar pero los hielos saben que ha llegado el momento de volver a
casa y cobijar a focas, renos y esquimales. Por las calles de las ciudades no
quedan tubos de escape y coches silenciosos mantienen limpio el aire. En los
hogares han aprendido a calentarse en invierno y refrescarse en verano sin
vomitar muerte las chimeneas y aires acondicionados.
Sonríe en la noche la
esperanza…
Es cada día más
difícil soñar, quizá los robots nos dejen tiempo para ser más humanos, para
disfrutar sin prisas de las cosas bellas, para quedarnos quietos viendo caer
las hojas que anuncian el otoño, para no necesitar empujar al de al lado para
tener más y, sobre todo, para respetar a quienes tenemos cerca sin intentar
avasallarle con nuestras ideas o ideales.
Lástima que se hace
más difícil vislumbrar este último
párrafo que imaginar una Tierra limpia que se recupera del maltrato que hoy le
damos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario