miércoles, 8 de noviembre de 2017

SOÑAR EL FUTURO
¿Será verdad que estamos condenados a las guerras y a los enfrentamientos?
¿Será verdad que es violencia imponer algo a los demás?
Quizá un día la Tierra tenga sitio para los osos polares y nosotros aprendamos a respetarnos para disfrutar de ella.
                       Resultado de imagen de fotografia del polo norte imaculado

  
El viento susurra con fuerza en lo alto de montañas solitarias, las olas rompen con violencia contra los acantilados, el sol acaricia con generosidad la tierra y el agua, años atrás escasa, colma los embalses. La gaviota planea desde acantilado a la playa sorprendida por el reflejo de las placas solares, impulsada por las alas blancas que anima el viento; hace décadas que el petróleo y las centrales nucleares decidieron dar un respiro a la Tierra y a sus océanos.
Sigue subiendo lentamente el nivel del mar pero los hielos saben que ha llegado el momento de volver a casa y cobijar a focas, renos y esquimales. Por las calles de las ciudades no quedan tubos de escape y coches silenciosos mantienen limpio el aire. En los hogares han aprendido a calentarse en invierno y refrescarse en verano sin vomitar muerte las chimeneas y aires acondicionados.
Sonríe en la noche la esperanza…
Es cada día más difícil soñar, quizá los robots nos dejen tiempo para ser más humanos, para disfrutar sin prisas de las cosas bellas, para quedarnos quietos viendo caer las hojas que anuncian el otoño, para no necesitar empujar al de al lado para tener más y, sobre todo, para respetar a quienes tenemos cerca sin intentar avasallarle con nuestras ideas o ideales.
Lástima que se hace más difícil  vislumbrar este último párrafo que imaginar una Tierra limpia que se recupera del maltrato que hoy le damos.


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