EL MAR Y LA LUNA
Ha salido en recuerdos de 2015 y me gusta.
Ha salido en recuerdos de 2015 y me gusta.
Dos momentos para soñar que la realidad es más bella de lo que parece.
Sentados en la arena escuchando las olas y contemplando la luna es más fácil creer en los milagros.
Él no piensa en los problemas del mar, teme que se enfade y haga desaparecer algún día aquellos metros de arena donde él puede calmar su prisa por la mañana y navegar por las estrellas en las noches de luna llena. No quiere que su playa sea profanada por el agua, desea con todas sus fuerzas que las olas sigan postrándose suavemente a sus pies para sentir la caricia de su frescura. Al acercarse la noche percibe la amenaza aplazada de un mar saturado de ataques y cansado de soportar una temperatura cada vez más elevada.
Entretanto allá lejos, de nuevo en un París sin Trump, quienes llegaron en patinete, bicicleta o barco de vela, han terminado su defensa de la Tierra , han firmado con una fotografía ampliada una mentira y regresan a casa con cientos de aviones privados que insultan al mar y a la atmósfera y ríen desde lo alto porque nadie se ha enterado de que no piensan cumplir lo que acordaron. Los patinetes y las bicicletas vienes facturados por si alguna vez necesitan demostrar que son seres sacrificados en la defensa de los pobres para seguir haciendo más ricos a los ricos.
Los países pobres callaron con una promesa, soñando con unos millones de euros que pueden llegar al país o perderse entre pagos incumplidos y ávidos bolsillos. Los que van para ricos, emergentes les llaman, cuidan no concretar condenas y dejar vagas promesas para intentar ser tan potentes contaminadores como quienes dirigen desde su poder el mundo. Los poderosos no han soltado presa, seguirán en su día a día y disfrazarán con cuatro duros sus miserias. La Tierra sabe de sus engaños y tiene confidentes en aquellos manifestantes apaleados en nombre de la amenaza de Alá, como si aquel Dios tuviera que ver algo con los asesinos del Planeta.
La luna, en la marea alta, se ha acercado al mar y le ha contado al oído los secretos que transportan los aviones que esconden patinetes en sus bodegas. No escucha bien el mensaje porque cada día más seres extraños entorpecen en el aire su comunicación pero intuye que esa tierra que ahora moja será suya en el futuro. Los pies húmedos se han retirado de la orilla, escuchan el ruido monótono de los aviones en el atardecer con ojos perdidos en el horizonte. La luna, el mar y los ojos que sueñan no parecen amigos suficientes para enfrentarse a quienes prefieren prometer y huir en grandes aviones que viajar en bicicleta, barco de vela o patinete….
Venden humo en cada viaje y saben que contaminan la vida de los sueños. ¡Mala gente!
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