MALAS NOTICIAS: SEGUIMOS CON PRESOS

No me gusta que haya personas en la cárcel sin haber sido juzgadas.

Me molesta que jueces y personas no independentistas sean primos de Rajoy.

Crece la fuerza del independentismo con los presos preventivos.

                       

  

            Tenía la esperanza, hace unos días, de que de alguna manera se renunciara a la DUI y entrásemos en el terreno de unas elecciones autonómicas donde cada uno pudiera defender sus ideas. Aceptar la exigencia de los jueces de que se acate la Constitución (a mí no me gusta nada) y la necesidad del 155 para parar la revolución pacifico/violenta que intentaba imponer, partiendo del 1 de octubre, la independencia de Catalunya era una opción. Pero parece que muchos siguen creyendo que el camino, que se ha demostrado inviable, debe ser transitado de nuevo.

            Ver una declaración de independencia imprudente, contemplar cómo el mundo entero mira para otro lado y que ni siquiera con una mayoría más amplia es posible alcanzar el  objetivo de la independencia, debería hacer pensar a los políticos en la conveniencia de cambiar de escenario. El coste de la legislatura pasada es excesivamente elevado para que continuemos estancados en lo mismo cuando las personas de otro lado sufren en el día a día y parece que tenemos  olvidado el luchar por arreglarlo.

            La otra idea que me pasaba por la cabeza, iluso de mí, es que dejaran de identificar a España y a los no independentistas con el gobierno facha de Rajoy o con las ideas de Ciudadanos. Existe un colectivo de personas que sufrimos y padecemos con los gobiernos de la derecha y que está más preocupado  por los problemas sociales que por contribuir a que la economía del Estado se vaya al carajo. Solamente hay un camino: echar a la derecha del gobierno y comenzar a soñar con un país mejor.

            Creo que en los 40 años siguientes, ¡toma fecha!, los cambios en la Constitución no permitirán un referéndum pactado. Podemos seguir predicando en el desierto pero la realidad es tozuda y cruel con quienes se enfrentan a ella y hundir el país es hacernos daño a todos nosotros, sobre todo a los de abajo. La estructura capitalista del mundo, la legislación europea y las leyes españolas no dejan lugar a los sueños de quienes, legítimamente, desean la independencia. Podemos contar el mundo al revés pero la realidad es tozuda y acaba haciendo mártires y provocando dolor.

            Cambiar la Constitución para gusto de los independentistas es algo que no se ha planteado el Parlamento español y pasarán muchos años hasta que haya una mayoría suficiente para tal fin. Atacar a España, a Europa y al mundo entero debería despertar dudas entre quienes se sienten poseedores de la verdad.

Nota: Los que han salido de la prisión volverán unos años a ella si son condenados por los delitos que se les imputan. No conviene olvidar la realidad. ¿Seguiremos con manifestaciones o buscamos caminos pactados para los encausados?